Palabras, palabras...

Palabras, palabras...
Dibujo; César González Páez.

sábado, 29 de noviembre de 2014






Palabras del autor
en el lanzamiento de
Quédate hasta el final

de la canción,
Editorial Servilibro.


Pasen y lean

Aunque parezca un sueño, llegar a la primera novela, es como si a uno le otorgaran la mayoría de edad. Es como si te dieran la llave de la casa de la imaginación- Libertad para escribir y lograr una historia  que se escape del cuento y se permita entrar en los infinitos detalles de la vida y la ficción.  
Sobre esta primera novela, me hizo recordar al amigo José-Luis Appleyard, que aparece desdibujado circunstancialmente  en unos pasajes de “Quédate hasta el final de la canción”. Concretamente lo que quiero recordar es esa vez que presentó la reedición de su única novela, Imágenes sin tierra en 1998, noté que tenía su significado especial, pues si bien había escrito muchos libros de ensayos y poemas, la novela, que ya iba por su segunda edición, cobraba un especial significado porque dejaba de lado la brevedad de los relatos. Le pregunté a José-Luis cómo iba a presentarla, con qué palabras, en suma…qué diría,  a lo que me contestó que el lanzamiento era para hacer `publica la nueva aparición de su novela, y que después del acto, ya el libro en las manos de los lectores se debía defender por sí mismo. Tenía razón.

La novela que acabo de escribir y publicar ya es de ustedes, los lectores que la juzgarán según su saber y entender. Y mi nombre quedará detrás de la historia, en la puerta de salida de la lectura esperando la oportuna siembra de un comentario. 
Tal vez conformándome con sólo que la hayan leído con interés. Esa es la suerte que tiene que correr y ya está las cartas sobre la mesa. Entonces los dejo con la obra  “Quédate hasta el final de la canción”, esperando que se cumpla ese deseo. Y conozcamos todos el desenlace, para ustedes y para mí.



Texto de contratapa del libro:

                         Pasen y lean

Una mujer sensual quiere un argumento para una novela y contrata a un detective para que le consiga un muerto cualquiera para invenarle una historia. Con este detonante ya hay condimento para rato.  Todo puede suceder en una sociedad corrupta, de doble moral, con personajes de dudosa ética y mujeres arrastradas a la vastedad de la noche.  Podría ser en cualquier lugar, porque parece que en muchas partes la corrupción corroe las buenas intenciones.
Hay momentos en la vida que suceden cosas que quisiéramos escribir. Pero son tan inestables como diversos los sucesos que la componen, que en realidad, la historia se está contando sola. No necesita de adornos, ni  obliga a tortuosos devaneos literarios. El protagonista principal se va consumiendo en lo que hace y el desenlace, como en todos los casos de la vida, puede ser el más impensado.
Que el destino se apiade de la  suerte de este particular detective sin más formación que su instinto. Señoras y señores, pasen y lean, que ya nos apura el argumento o sea: la vida.

El autor


Datos para obtener el libro en www.servilibro.com.py