Palabras, palabras...

Palabras, palabras...
Dibujo; César González Páez.

martes, 10 de marzo de 2015

Comentario

Un detective en su rincón 



Por José Vicente Peiró
Crítico español.



Libro: Quédate hasta el final de la canción de César González Páez.. Asunción, Servilibro, 2014, 188 páginas. (servilibro.com.py)



Un detective que es un antihéroe. Un fracasado que cae en una trampa tejida por una escritora que  lo contrata para facilitarle el argumento de su próxima novela policíaca. Y allá que se lanza a la aventura de buscar en las esquelas del periódico un muerto, como ella le propone a cambio de dinero, aparentemente fallecido por causa natural, que esconde una historia; una vida que no será la que parece, llena de aspectos sórdidos y ocultos que contradicen la bondad y la apariencia con la que es considerado socialmente.
Este es el argumento de la novela de César González Páez, Quédate hasta el final de la canción, autor conocido por sus escritos literarios del periódico Última Hora, pero sobre todo autor con una obra importante y de prestigio. Posee editados cuatro libros de cuentos y dos poemarios. Personalmente, Sombra de boleros (2013) me parece un muy buen trabajo donde, además de su calidad, se demuestra que González Páez domina el arte de contar una historia de ficción con acción, sabiendo conjugar la penetración en el alma del personaje con la peripecia y el recorrido en el tiempo y en el espacio.
En Quédate hasta el final de la canción la historia del detective está narrada con desenfado, a pesar de la gravedad de los asuntos. Necesita el dinero por lo que acepta el extraño trabajo propuesto. En el fondo, es un detective formado por medio de la mala imitación de las películas de Philip Marlowe, su ídolo con el que sueña llegar a ser. Pero su destino lo ha dejado en un aficionado, aunque su cierto carácter estrafalario sea acompañado de una buena inteligencia y capacidad estratégica. 
Entre aventuras asuncenas, que le despertarán la reflexión y el escrutinio de los aspectos esperpénticos de la sociedad, su prensa, la política, y frases sobre temas universales, sobre todo referentes a la conducta del ser humano, la historia se va complicando hasta tener delante un lema de nuestra sociedad: nada es lo que parece. Todo lleva máscara.
Con un lenguaje natural, sin barroquismos ni alardes gratuitos, manteniendo una linealidad argumental sin fisuras ni contradicciones, González Páez construye un discurso ágil que facilite el interés por la novela. Los personajes están cuidados incluso en las partes sorpresivas del desenlace. Por no hablar del curioso viaje santafesino del detective protagonista, lleno de anécdotas y de situaciones dispuestas para un enfrentamiento, no se sabe si valiente o inconsciente, de quien se ha visto envuelto en una peripecia extraña motivado por el dinero. Porque será lo crematístico lo que mueva las acciones de los hombres, hasta construir una retórica vital sin ética ni personalidad.
Utilizando llamadas al lector, “si a usted, querido lector, se le ocurre ser detective…”, el narrador establece un diálogo permanente, estableciendo incluso un reglamento de lo que no debe ser un detective privado. Sin embargo, su actitud rezuma vitalidad, lo cual provoca que deambule entre la acción y su pensamiento. No estamos ante una novela policíaca al uso: es la historia de un personaje capaz de reflexionar sobre los seres humanos, sobre la condición de la persona, sin caer en vaguedades ni certezas absolutas. ¿Qué muestra escepticismo? Naturalmente: pocos confiamos en la perfecta honradez y en la limpieza de los comportamientos. Y menos de los políticos y del mundo adinerado.
Novela muy recomendable, provista de un dominio ejemplar de la narración pura, que demuestra a un González Páez en plena forma y capaz de grandes logros.

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