Yo cantaré la canción de las pequeñas preguntas que pondrán en movimiento los resortes secretos de lo que no dices. La respuesta estará en tus ojos, los deseos desatarán su furia y archivados como estaban, desenfrenados buscarán su oásis de abrazos.
Yo cantaré la canción de las pequeñas preguntas: ¿Quién alimenta tu sombra de recuerdos, aquellos que nunca tocaron tierra firme y te interrogan el alma diariamente? ¿De qué tallo crece tu esperanza cuando la riega la indiferencia y parece ser la brújula fría que nos lleva por atajos equivocados.
Qué puedo decir a la hora de balances: eras sencillamente todo, se medía el tiempo con la vara torpe de mi impaciencia de volver a verte.
Yo cantaré la canción de las pequeñas preguntas: ¿Te pertenecías cuando estabas sola, en el límite que tejía el silencio prepotente? ¿Es volátil dejar de amar? ¿Sabe la nada que está sin argumentos? ¿Sabe el futuro que es un epitafio de lo que vendrá?
Honra los días venideros para que se diga: "murió de amor y todavía se siente esa tormenta".
Yo cantaré la canción de las pequeñas preguntas: ¿Quién cotizará tu vida por el descomunal empeño de tu corazón por vivir enamorado? Como siempre: se hablará de balances materiales (Tanto tienes, tanto vales). Tú tal vez, hincada de rodillas a lo que llamas "tu" fracaso, terminarás por preguntarte: ¿Era ésto lo que esperabas de tu vida? ...Y así preguntando te volverás ceniza ebria por no haber tenido respetables equivocaciones. ¿Por qué será que el corazón aprende amando? A pequeñas preguntas, aparentemente insignificantes, silencios infinitos. (C.G.P.)