Nadie me ha robado el corazón. Ustedes se preguntarán si lo tengo guardado bajo siete llaves o en caja de extrema seguridad. Nada de eso y sin embargo ya ven, nadie ha sentido interés por un corazón a la intemperie. No hay sitio más seguro en cuestiones de amor, que la indiferencia. Lo dejé que se acompañara con sus propios latidos, le pedí a un amigo que tiene un local de objetos antiguos, que me dejara exponerlo por un tiempo. Generoso me puso en la mesa de ofertas y retazos. A merced de todo curioso, a mano del descuidista o del coleccionista obsesivo por obtener una pieza que no sirve para nada. Todavía lo conservo, a contrapelo de verdades a medio decir, de sentimientos a medio sentir y desilusiones de todo calibre. Corazón coraza, como diría el encantador de palabras, Mario Benedetti. Pese a poner la garantía de nobles poetas y recomendaciones varias de pensadores calificados no logro cotizar mi corazón en el mercado de los sentimientos. Le echo la culpa a esta modernidad, a la facilidad con que se hace todo, al consumismo que equivoca los caminos del alma por la necesidad inmediata de lucesitas de colores.
Y me digo, que de seguir las cosas así, caro cuore tendrás que lidiar contigo nomás. Ya sabes, las excusas de siempre, échale la culpa a los años, a los desengaños, a la falta de inversión en el amor y la creciente ola del 'no me interesa'. Y todo porque se acerca el día de los enamorados y uno anda sin carnet habilitante, sin una contraparte digna de amar sin peso ni medida. Las olas no se cansan de lamer la playa, porque es su destino y porque está escrito en el libro de las aguas, así los corazones están destinados a amar y en ello se les va la vida. Por eso me extraña esto de que jamás me hayan robado el corazón, a pesar de estar expuesto a las inclemencias de la vida y de los estados de ánimo. Por eso en esta previa de la fecha de los que se aman o le ponen un moño a lo que sienten, me siento un desubicado, alguien que no llenó bien el formulario para entrar en la ronda de los que por lo menos dicen que aman. Al final esto terminará en algo muy serio a ser tratado en junta médica, con opinión de calificados psiconanalistas. Todo porque a mi np me robaron el corazón. Y un amigo me acerca esta reflexión que me deja perplejo por su lucidez: '¿no serás que no tienes eso que dices tener y no te hurtan? Qué vacío, señores, con este tema de nunca acabar. Y ahora, con el permiso de ustedes los dejo porque allá va una ilusión, puede ser que esté solita y tenga un lugar para mi.
C.G.P.