Encuentro
un artículo, titulado El secreto de la felicidad y pertenece a un libro
titulado económicamente 24 Artículos de Rogelio Casas Cadilla, editado en
España hace sesenta años. Me sorprende que fuera por la quinta edición ya en la
década del sesenta. De modo que si aborda algo que todos nos hemos interrogado
alguna vez en nuestra vida sobre qué es la dicha y cómo vivir plenamente, sin
duda que es algo que atrae.
Y
arroja un primer ejemplo, cuenta que un niño le preguntó a un anciano ¿qué es
la felicidad? A lo que este hombre de
edad, que había recorrido todos los
estados de ánimo de la vida, le respondió sencillamente “La felicidad eres tú”.
Ante
la mirada de perplejidad del chico, le aclaró lo que cito a continuación:
“Cuando pienses bien serás feliz, cuando
pienses mal serás desgraciado” Y le aclaró que esto pasaría así fuera rico o
pobre. Quedó explicado de algún modo, que hay que pactar con la conformidad
para ser feliz y ser agradecido de las cosas que la vida te da. Porque es de
suponer que cada persona es el único que puede lograrlo, nadie vendrá a traerte
la felicidad en una bandeja de oro. Y
esa es una realidad que se palpa en el día a día, en que vemos que cada uno
porta su egoísmo y que si te da algo es porque tiene más de lo que necesita. Porque
también dar felicidad contagia, para esto basta un ejemplo, ¿por qué
desfrutamos tanto compartiendo amablemente nuestra comida con amigos? Esto es
algo que nos hace sentir plenos, aunque no sea precisamente un banquete, sino
el compartir de lo que tengamos, sea poco o sea mucho.
Creo
que en eso de la “cantidad” lo que es poco para muchos, es una fortuna para los
que nada tienen y hay que pensar, que mientras no estemos solos en este mundo,
el bienestar de todos es lo que nos hace sentir seguros de vivir en una
sociedad.
Pero
vuelvo al dichoso artículo, que cumple la misión de levantarme el ánimo y cita
a San Francisco de Asís, en cuanto decía con mucha sabiduría que hay que amar
aunque uno no sea amado. “Dar aunque a uno se le niegue todo. Perdonar, aunque
uno no sea perdonado”.
Y
hasta aquí creo que voy bien en esta misión de hacer entender que la veta de
felicidad que necesitamos está en todos y en cada uno de nosotros. Hay que
saber explorar, o intentarlo todas las veces que sea necesario. No estar pensando
que un vaso está medio lleno o medio vacío, ese concepto parece ser la medida de los pesimistas o caprichosos
estados de ánimo. El autor de este artículo acierta en un cien por cien cuando
dice. “Que la belleza de tu corazón se refleje en tu cara”.
Una
sonrisa conquista el mundo. Creo que eso es un imán muy poderoso para alentar,
dar ánimo al que ha cedido a los pensamientos negativos que la felicidad no
existe para él.
Es
inevitable que cuando no saben encontrar la felicidad que están desperdiciando en odios y resentimientos, aparecen los
desgraciados, los hacedores de infortunios para otros y para sí mismos. Así
convierten en portadores de malas noticias y de hechos que recogen las crónicas
negras de la sociedad.
Cosecho
y quisiera compartir esta frase de las palabras escritas por alguien que me le
las dicta desde las páginas de su libro y del tiempo: “Tu corazón debe ser
siempre tu mejor compañero”. Así la felicidad no será una utopía.
C.G.P.