Un detective en su rincón
Por José Vicente Peiró
Crítico español.
Libro: Quédate hasta el final de la canción de César González Páez..
Asunción, Servilibro, 2014, 188 páginas. (servilibro.com.py)
Un detective que es un antihéroe. Un fracasado que cae en una
trampa tejida por una escritora que
lo contrata para facilitarle el argumento de su próxima novela policíaca.
Y allá que se lanza a la aventura de buscar en las esquelas del periódico un
muerto, como ella le propone a cambio de dinero, aparentemente fallecido por
causa natural, que esconde una historia; una vida que no será la que parece,
llena de aspectos sórdidos y ocultos que contradicen la bondad y la apariencia
con la que es considerado socialmente.
Este es el argumento de la novela de César González Páez,
Quédate hasta el final de la canción, autor conocido por sus escritos
literarios del periódico Última Hora, pero sobre todo autor con una obra
importante y de prestigio. Posee editados cuatro libros de cuentos y dos
poemarios. Personalmente, Sombra de boleros (2013) me parece un muy buen
trabajo donde, además de su calidad, se demuestra que González Páez domina el
arte de contar una historia de ficción con acción, sabiendo conjugar la
penetración en el alma del personaje con la peripecia y el recorrido en el
tiempo y en el espacio.
En Quédate hasta el final de la canción la historia del
detective está narrada con desenfado, a pesar de la gravedad de los asuntos.
Necesita el dinero por lo que acepta el extraño trabajo propuesto. En el fondo,
es un detective formado por medio de la mala imitación de las películas de
Philip Marlowe, su ídolo con el que sueña llegar a ser. Pero su destino lo ha
dejado en un aficionado, aunque su cierto carácter estrafalario sea acompañado
de una buena inteligencia y capacidad estratégica.
Entre aventuras asuncenas,
que le despertarán la reflexión y el escrutinio de los aspectos esperpénticos
de la sociedad, su prensa, la política, y frases sobre temas universales, sobre
todo referentes a la conducta del ser humano, la historia se va complicando
hasta tener delante un lema de nuestra sociedad: nada es lo que parece. Todo
lleva máscara.
Con un lenguaje natural, sin barroquismos ni alardes
gratuitos, manteniendo una linealidad argumental sin fisuras ni
contradicciones, González Páez construye un discurso ágil que facilite el
interés por la novela. Los personajes están cuidados incluso en las partes
sorpresivas del desenlace. Por no hablar del curioso viaje santafesino del
detective protagonista, lleno de anécdotas y de situaciones dispuestas para un
enfrentamiento, no se sabe si valiente o inconsciente, de quien se ha visto envuelto
en una peripecia extraña motivado por el dinero. Porque será lo crematístico lo
que mueva las acciones de los hombres, hasta construir una retórica vital sin
ética ni personalidad.
Utilizando llamadas al lector, “si a usted, querido lector, se
le ocurre ser detective…”, el narrador establece un diálogo permanente,
estableciendo incluso un reglamento de lo que no debe ser un detective privado.
Sin embargo, su actitud rezuma vitalidad, lo cual provoca que deambule entre la
acción y su pensamiento. No estamos ante una novela policíaca al uso: es la
historia de un personaje capaz de reflexionar sobre los seres humanos, sobre la
condición de la persona, sin caer en vaguedades ni certezas absolutas. ¿Qué
muestra escepticismo? Naturalmente: pocos confiamos en la perfecta honradez y
en la limpieza de los comportamientos. Y menos de los políticos y del mundo
adinerado.
Novela muy recomendable, provista de un dominio ejemplar de la
narración pura, que demuestra a un González Páez en plena forma y capaz de
grandes logros.
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