Concierto de cuentos
de César González Páez
Por Elvio Romero
(Poeta paraguayo. Premio
Nacional de Literatura Paraguay 1991 )
César González Páez es un poeta; en su prosa se refleja el largo ejercicio en el difícil género y ya sabemos todos que quien eludió nadar en el río de la poesía tendrá una prosa pedestre, sin matices, sin que se alumbre con la magia de lo misterioso. Parafraseando a Whitman, habrá que decir que "quien toca a este libro...toca a un poeta".
Su lectura es por eso grata y reconfortante, haciéndonos sentir permanentemente el aire de lo irreal, lo que está por detrás de las cosas, haciéndonos un guiño para que entremos, sin miedo, a la habitación del asombro.
César González Páez, oriundo de Córdoba, Argentina, pero que vive entre nosotros desde hace años, encerrró una llamarada de magia en las apretadas páginas de "Concierto de Cuentos", un deslumbrante glosario de situaciones. Es un texto para lectores zahoríes, que sepan ver lo que ocurre detrás de las apariencias, como si todos sus materiales se extrajeran de la irrealidad o del sueño, que es la puerta por donde pasa el asombro.
Todo parece ser una autoconfesión delirante. No tiene personajes a quien alentar, un ser vivo cuyo nombre se recuerde. Eso crea la irrealidad que nos envuelve al leerlo. Todo lector espera descifrar un acertijo, desenredar una intriga. En este caso más que develar incógnitas , se trata de llegar a los finales sorpresivos, tal como sucede por ejemplo en "Doble protección", una de sus narraciones más sorprendentes. Un humor suave, leve, como la sonrisa de la Gioconda, eleva las virtudes de esta obra como en "Uno en Geografìa". El autor maneja ese humor con destreza y sabiduría, sin excesos inútiles, como debe ser en el difícil arte de contar.
Recomendamos fervientemente este libro a nuestros lectores, este "Concierto de cuentos" que estimulará su asombro y su fantasía, cualidades que no son exactamente las más comunes en nuestro medio.
Comentario aparecido
en Ultima Hora el lunes
26 de octubre de 1998.
Luna de menta,
(poemario)
“Una percepción lírica y a
la vez reflexiva del mundo”
Por Jacobo Rauskin
(Escritor, poeta: Premio
Nacional de Literatura 2007)
Recuerdo el primer manuscrito de este libro. Lo leí con gusto hace unos diez años. Ahora regreso al mundo de la ya impresa Luna de menta y encuentro que es el mismo mundo de aquel manuscrito, aunque con algunos cambios de dicción. Con algunas modificaciones que el autor habrá juzgado necesarias, con inclusiones y exclusiones que, de todos modos, me recuerdan que el nombre que el poeta dio a su libro era y es la clave de su contenido.
La luna, a la que él encuentra un sabor, y entonces no es la pura imagen de quienes la miran y miran sin encontrarle un sabor, como el de la menta, digamos, está presente en estas páginas y alienta a encontrar, a acompañar al poeta en la tarea de encontrar sabores a lo que por naturaleza de percepción es sólo visual. Así tenemos, por ejemplo: "dulce de niebla" y "harina de la Vía Láctea". Una actitud parecida lleva al autor a atribuir a la naturaleza, representada por las flores, en una página que ahora menciono –Expoflor–: "Hubo un día en que las flores protestaron / por la indiferencia comprobada/ y brotaron quebrando el pavimento, / cortando el tránsito, desviando el curso del agua en alcantarillas y canales."
En el poema "Sólo permanecer", el poeta dice: "yo dejo la palabra que me nombra!". Y el verso cifra todo el libro. La suya es una poesía de la continuidad del alma en las obras del hombre, es la poesía de un hombre a quien obsesiona, como a todos los hombres, perdurar.
Un sentimiento de incomprensión, pero de amor a lo incomprendido, una percepción lírica y a la vez reflexiva del mundo, no sólo recorren el libro, sino que lo fundamentan. Eso solo bastaría para recomendar la lectura de este pequeño volumen. Pero hay algo más, César González Páez no sigue la moda, es fiel a su palabra, a las certezas y a las dudas que ella presenta.
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