César Gonzlaez Páez
La ciencia lo puede todo, hasta clonar goles que no se dan por estar mal paridos. En una reunión de prensa la pelota, por primera vez fue invitada a las excusas y vanas explicaciones que dan los jugadores duespués de cada partido. Casi sin pensarlo la principal protagonista del encuentro se unió al festival de frases hechas y dijo: "lo que pasa es que me patean mal. Por eso cuando de rebote hacen un gol los ídolos se justifican con un 'se me dió', y una se pregunta ¿para eso estuvieron practicando tanto? Pero por más que practiquen y practiquen todo el año, sospecho que no me conocen bien.
Yo me pregunto por qué tanto esfuerzo para que entre en una red estúpida que no ataja nadie. Me divierto con los arqueros, o guardavallas -o guardias de nada- o como quieran llamarlos. Son los que menos se cansan y los que más errores cometen. Cuando hay un penal se están fijando en la pierna del contrincante en vez de fijar la mirada en mí y ver qué ánimo tengo. No se fijan en el pasto, en la brisa del momento y desconocen el secreto que, si me llaman con un suspiro, les caigo en sus manos.
Por eso decidí salir rebotando como una mediática y explicar algunas cosas, en primer lugar no soy adicta a los arcos y mi albedrío consiste en hacerles pasar malos momentos a los jugadores de fútbol. Yo no soy de éste ni del equipo contrario y es por eso, supongo, que me odian, cuando debieran aplaudirme por mi imparcialidad. Me tienen rabia, de lo contrario no me darían tan duro a mi durante esos insoportables noventa minutos.
No sé por qué se pelean tanto por mí persna ¿por que no se reparten los goles y ya? Vayan a los penales, en donde la suerte es la que decide, entonces tendrían razón decir "se me dió".
No, que va. Apuntan sobre mi cabeza y tiran a todo dar. Yo me divierto rebotando a cualquier parte. Porque soy una pelota de pase libre, y sepan bien¡ a mí nadie me ataja! ¿qué falta de respeto es ese?
Es cierto, tengo mis contradicciones y quiero que sepan que muchas veces los árbitros no aciertan con sus decisiones. Estos tipos que me patean hacen todas las trampas posibles y es raro que no entiendan que la ídola soy yo, pues voy a donde mi redondez se le de la gana. A veces me aburro viendo que los dos equipos se tienen miedo y no se animan al mentado gol. Lo advierto cuando los espectadores de a poco se van.
Algún día escribiré mi biografía, que sospecho me saldrá redonda. Mientras tanto llegue mi liberación, querido hinchas de fútbol, les pido que me griten a mi cuando se haga un gol. Téngame un poco de consideración. Aplaudan a su maltratada pero eficiente servidora, que se desinfla por ustedes, que les hace sonreir los domingos. Y no desde ahora sino desde que jugaban en los baldíos de la infancia.
Quiero oír palmas, mucho más ahora en esta era de la globalización -otra vez la imagen de mi redondez - en que se ve fútbol por televisión, en torneos que se disputan en todas partes del mundo ¡y allí estoy!. Y todos los días, porque todos los días se juega un partido clave que no hay que perderse y ustedes sabrán por qué.
Mientras tanto yo voy de aquí para allá haciendo goles mientras que los chichones en mi cabeza es festejo para muchos. Sepan que jamás una pelota se ha retirado de la cancha lesionada, todo un record que se están demorando en reconocer. Piedad para esta humilde servidora que hoy amaneció con migraña y hará pasar un mal momento al equipo de sus amores. Cuando me jubile me vestiré, no de cuero sino de trapo, para alegrar el jugar desintersado de los niños.
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