Textos literarios, reflexiones y ensayos periodísticos de César González Páez. Comentarios sobre sus libros.
Palabras, palabras...
viernes, 30 de noviembre de 2012
Más palabras volando
NOSTALGIA
No está en el diario.
ni estará en la primera plana
de mañana.
No está en las charlas
que se escuchan por la radio
y las mesas de café.
No está en las razones
del poeta o el filósofo,
Ni en las mentadas
apariencias de la justicia.
Parece un velo de palabras,
un combinado de luz
que fosforece y brilla.
No está en las guías
comerciales de hoy,
porque esta pena
es solamente suya.
Una propiedad privada
que busca su alivio
en palabras mensajeras:
con dictados de pasión
¡Sin grandes titulares!
porque ha nacido
la pena de los que están solos.
Amontonados cada uno
en su propia soledad.
No esta en ninguna parte
Pero sabe dónde estás tú
y viene por ti como un ángel
que te abruma sin cobrarte,
sin pedir perdón o permiso.
Tu la dejas entrar desprevenido
y, de repente, te sientes triste
sin saber por qué.
La vida no es otra cosa
que navegar
por estados de ánimo-
martes, 20 de noviembre de 2012
Poemas para entonar...
CANCIÓN DE LAS
PEQUEÑAS PREGUNTAS
Yo cantaré la canción
de las pequeñas preguntas
que pondrán en movimiento
los resortes secretos
de lo que no dices.
La repuesta estará en tus ojos
los deseos desatarán su furia
de tan archivados que estaban
y podrán cantar su romanza de abrazos.
Yo cantaré la canción
de las pequeñas preguntas:
¿Quién alimenta tu sombra de recuerdos,
aquellos que nunca tocaron tierra firme
y te interrogan el alma diariamente?
¿De qué tallo crece tu esperanza
cuando la riega la indiferencia
y parece ser la brújula fría
que nos lleva por atajos equivocados.
¿Puedo decir que a la hora de balances?
Eras sencillamente todo, se medía el tiempo
con la vara torpe de la impaciencia.
Yo cantaré la canción
de las pequeñas preguntas
¿Te pertenecías cuando estabas sola,
en el límite que teja el silencio prepotente?
¿Es volátil dejar de amar?
¿Sabe la nada que está sin argumentos?
¿Sabes que el futuro es una epitafio
que te está esperando? Honralo
para que diga: "murió de amor
y todavía se siente esa tormenta".
Yo cantaré la canción
de las pequeñas preguntas:
¿Quién cotizará tu vida
por el descomunal empeño de tu corazón?
Como siempre:
se hablará de balances materiales
(Tanto tienes, tanto vales)
Tú tal vez arrodillado a tu fracaso
terminarás por pregunatrale:
¿Era ésto lo que esperaba de mi vida?
Y así preguntando te volverás ceniza
ebria de futuros y buenas intenciones.
Yo cantaré la canción
de las pequeñas preguntas
que se contestan con su propio abecedario:
¿Sería torpe decir que tú eres el timón
y la misma pasión que lo conduce?.
A pequeñas preguntas
respuestas infinitas.
SIN PALABRAS
Es en el silencio que se tejen palabras
bordadas en el fino estilo de la pluma
que quiere decir las novedades del alma
y escribirlas a tono de burla del olvido,
No sé en qué instante se vuelcan en la hoja
y se instalan para contar algo jamás contado.
No me han seducido, pero las he perseguido
para que te nombren y digan cómo te llamas.
Mudarán los diccionarios,
No se aceptará el plural
para hablar de la soledad,
Los enamorados volverán a los besos,
dados sin palabras que los comprometan.
Se disolverá la nube del entendimiento
y saber será no saber nada, ser indiferente
porque sentir es un río que no tiene regreso.
En un mundo sin palabras,
quedará un vasto océano de miradas,
un gesto improvisado;
me mirarás a los ojos y comprenderé
No dirás nada en las palabras sin ruido
pero letras leeré sin olor a diccionario.
Entenderé lo que tratabas de decirme…
y la vida será eso que quiero.
………………………………………..
Pobre poesía que no se escribe,
pobre amor que no tiene futuro
y no puede intercambiar emociones
Ya no me verás como me veías antes
que podías contarlo, tal vez cantarlo.
*
En este funeral de las palabras me quedo
con un ramito de ellas, por si las dudas.
Un anticuario revisa la bodega de la historia
y descubre, para el bien de la ciencia,
que un amor fue posible sin palabras
viernes, 9 de noviembre de 2012
Más palabras en órbita
Tratado de ilusión
Todos los sueños
no bien amanecen
se transforman en póstumos.
Cenizas que el deseo deja
Pero que sirven de buen abono
para otras esperanzas que nacen,
pues son de fácil descendencia
y, a veces, nos obligan a creer
Que se cumplirán algún día
Uno dice, 'tengo un deseo',
en verdad es él que nos tiene
como marionetas esperanzadas.
En que los hilos nobles del destino
nos hace mover en pos del acierto.
Y así andamos por el mundo,
esperanzados de poder lograr
cristalizar en la realidad
los dictados del deseo
De ahí en adelante rezamos:
que no nos coseche rabia el error,
de no cesar en el intento
que algo nos salga bien y redondo
Pero sabemos de qué se trata,
esta tentativa de sueños vanos
que pronto reclaman sus epitafios
para dejar imantado de fantasía
el simple hecho que sólo
lo que tenga que suceder...sucederá.
AL BORDE
Esto de vivir
y de aguantar
César González Páez cesarpaez@uhora.com.py
Pobre de aquel que no sepa sentir el calor de un abrazo, la maravilla del amor y de la solidez de una relación alimentada con años. Triste de aquel, que de tanta sombra, lejos de los apuros del afecto, se dedique a la profesión oscura del engaño, del robo y la codicia. Condenado por sus propias cadenas a persistir en su paraíso de egoísmo, como el que perdió los ojos, la capacidad para ver la necesidad o el dolor de los demás y no siente nada de nada.
Perdón para los imperdonables que han talado la esperanza de la naturaleza, que le han puesto un precio a la madera del alma, los que le pusieron un precio a la sonrisa de las niñas con la ahora triste actividad de la trata de personas. Deberían darle una nueva oportunidad de vivir una vida mejor a los pobres, mendigos, los abandonados, que no cotizan en bolsa ni pueden llevar con dignidad su condición de humildes. Con ellos se hace el reino de la indiferencia.
Hay que cambiar la condición humana de los desamparados, la insensatez de lo mediático como moneda de valor, el cambio chico del chisme barato que corre de boca en boca con más rapidez que la verdad. Eliminar la extorsión que viene después del favor, dar por bien pagada la felicidad de compartir sin pedir nada a cambio.
Triste el que crea que sólo con el poder de las armas puede cambiar la injusticia, que la verdad se impone con balas y no con razones. Amparados sean los que tienen la paciencia de los oprimidos, la resignación por la ceguera generalizada de la indolencia y todavía buscan soluciones.
La razón puede extraviarse, postergarse, dilatarse en discursos, pero siempre regresa al lugar que le pertenece, la segura sombra de la justicia.
Y uno se pregunta cuánta paciencia hace falta para mover esa montaña, cimentada con años, solidificada en la desidia de los que por detentar un poder caen en la desmemoria. Se olvidan de las necesidades básicas, de los asuntos primarios que deben sumarse con urgencia. Cómo cambiar una mente perjudicada por la falta de control de los demás, que se niegan a dar informes verdaderos de la situación para que no se noten sus yerros. Hombres públicos, administradores muchos de la ley y el orden, supuestamente hablando o discurseando pero para nada cumpliendo.
Pobre del que no sepa leer la pobreza y la poca dignidad que trae consigo ver a un niño comer de la basura. Deberían sacase todo alimento de su abundancia, posponer los asuntos electorales por veda de verdades y mirar esa realidad que nos hace todo comer sin ser culpables… con culpa. Si, aunque no la tengamos, porque no es nuestra responsabilidad, eso es asunto del Estado, por lo menos instalar comedores gratuitos y que se dibuje la esperanza en los necesitados, Algo es algo, y donde no hay nada, algo,,. ya es mucho.
¿Y esta arenga a dónde apunta? ¿Qué le puedo decir? Si no entendió haga el favor de leer de nuevo y haga de cuenta que es un político, un postergado. un eterno buceador de sueños que por una vez se sale del libreto que le escriben otros.
y de aguantar
César González Páez cesarpaez@uhora.com.py
Pobre de aquel que no sepa sentir el calor de un abrazo, la maravilla del amor y de la solidez de una relación alimentada con años. Triste de aquel, que de tanta sombra, lejos de los apuros del afecto, se dedique a la profesión oscura del engaño, del robo y la codicia. Condenado por sus propias cadenas a persistir en su paraíso de egoísmo, como el que perdió los ojos, la capacidad para ver la necesidad o el dolor de los demás y no siente nada de nada.
Perdón para los imperdonables que han talado la esperanza de la naturaleza, que le han puesto un precio a la madera del alma, los que le pusieron un precio a la sonrisa de las niñas con la ahora triste actividad de la trata de personas. Deberían darle una nueva oportunidad de vivir una vida mejor a los pobres, mendigos, los abandonados, que no cotizan en bolsa ni pueden llevar con dignidad su condición de humildes. Con ellos se hace el reino de la indiferencia.
Hay que cambiar la condición humana de los desamparados, la insensatez de lo mediático como moneda de valor, el cambio chico del chisme barato que corre de boca en boca con más rapidez que la verdad. Eliminar la extorsión que viene después del favor, dar por bien pagada la felicidad de compartir sin pedir nada a cambio.
Triste el que crea que sólo con el poder de las armas puede cambiar la injusticia, que la verdad se impone con balas y no con razones. Amparados sean los que tienen la paciencia de los oprimidos, la resignación por la ceguera generalizada de la indolencia y todavía buscan soluciones.
La razón puede extraviarse, postergarse, dilatarse en discursos, pero siempre regresa al lugar que le pertenece, la segura sombra de la justicia.
Y uno se pregunta cuánta paciencia hace falta para mover esa montaña, cimentada con años, solidificada en la desidia de los que por detentar un poder caen en la desmemoria. Se olvidan de las necesidades básicas, de los asuntos primarios que deben sumarse con urgencia. Cómo cambiar una mente perjudicada por la falta de control de los demás, que se niegan a dar informes verdaderos de la situación para que no se noten sus yerros. Hombres públicos, administradores muchos de la ley y el orden, supuestamente hablando o discurseando pero para nada cumpliendo.
Pobre del que no sepa leer la pobreza y la poca dignidad que trae consigo ver a un niño comer de la basura. Deberían sacase todo alimento de su abundancia, posponer los asuntos electorales por veda de verdades y mirar esa realidad que nos hace todo comer sin ser culpables… con culpa. Si, aunque no la tengamos, porque no es nuestra responsabilidad, eso es asunto del Estado, por lo menos instalar comedores gratuitos y que se dibuje la esperanza en los necesitados, Algo es algo, y donde no hay nada, algo,,. ya es mucho.
¿Y esta arenga a dónde apunta? ¿Qué le puedo decir? Si no entendió haga el favor de leer de nuevo y haga de cuenta que es un político, un postergado. un eterno buceador de sueños que por una vez se sale del libreto que le escriben otros.
Dos poemas....
El correo perdido
Un mensaje te voy a enviar
dime amiga ¿lo recibirás?
Son palabras para no dudar,
son postales de mi vida.
Con qué gesto lo vas a leer.
Si hablo en serio ¿me vas a creer?
Allá lejos como sentirá…
la que fue mi compañera.
Por las rutas del ansia se va
este envío que te alcanzará
encomiendas de mi corazón
y estampillas de un deseo.
Y si acaso te dura el rencor
que palabras no puedan calmar,
el tiempo nunca se detendrá
y el perdón será el olvido.
Mi mensaje se ha perdido
en el medio del destino
y no quedan mas palabras
aquellas que te nombraban
Son palabras como hojas
que caen y caen.
*
Sin palabras
Es en el silencio que se tejen palabras
bordadas en el fino estilo de la pluma
que quiere decir las novedades del alma
y escribirlas a tono de burla del olvido,
No sé en qué instante se vuelcan en la hoja
y se instalan para contar algo jamás contado.
No me han seducido, pero las he perseguido
para que te nombren y digan cómo te llamas.
Mudarán los diccionarios,
No se aceptará el plural
para hablar de la soledad,
Los enamorados volverán a los besos,
dados sin palabras que los comprometan.
Se disolverá la nube del entendimiento
y saber será no saber nada, ser indiferente
porque sentir es un río que no tiene regreso.
En un mundo sin palabras,
quedará un vasto océano de miradas,
un gesto improvisado;
me mirarás a los ojos y comprenderé
No dirás nada en las palabras sin ruido
pero letras leeré sin olor a diccionario.
Entenderé lo que tratabas de decirme…
y la vida será eso que quiero.
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