Palabras, palabras...

Palabras, palabras...
Dibujo; César González Páez.

jueves, 23 de mayo de 2013

AL BORDE 0



 


El arte

de pensar







Dice un proverbio árabe: "Si la palabra es de plata, el silencio es de oro", y apunta concretamente que se debe hablar cuando uno tiene algo importante para decir. De modo que vamos a estacionar en la sabiduría de Oriente para comprender que ellos sí tenían cosas para decir, eran palabras que tienen la virtud de no perder la vigencia aun cuando las cubra el manto milenario del tiempo. Y van algunos ejemplos extraídos de un libro titulado Joyas Esmeraldinas, recogidas por José E. Guraieb, un eficaz como exquisito decantador de la filosofía de vivir. Reinterpretadas, claro, por quien escribe este boletín:



* Dice un axioma sabio que en boca cerrada no entran moscas. Pero en más de una oportunidad murieron las palabras sabias en bocas inoportunamente cerradas. Es decir, hay verdades que hay que decirlas en su momento, porque todo en la vida tiene su causa y su efecto.



* La palabra "yo" es enemiga del resto de los vocablos que conforman el diccionario. Para pensar en cómo muchas cosas importantes están supeditadas a cómo las vemos nosotros.



* Esta es una perla del pensamiento: "Todos estamos apegados a la vida; sin embargo, despilfarramos sus días y sus noches inútilmente".



* Esto es algo que observamos como una regla inevitable: "Al que llegue a la cumbre de la celebridad, su tiempo quedará repartido entre amigos y enemigos". Y queda patentado con esto otro: "Muchas famas en la historia no fueron más que ruido de nueces".



* Antes que decir al que llora: "No llores", di al que le pegó: "No le pegues". Esto es el don de la justicia espontánea.



* Sin comentario: "La quintaesencia de la sabiduría está en que el hombre conozca sus propias limitaciones, lo que sabe y lo que ignora. Esto da a entender claramente que el hombre sabe medirse a sí mismo".



* Habrán notado que muchos escritores y artistas o intelectuales tuvieron que sufrir el exilio, la tortura o la muerte por persistir en sus ideas; sin embargo, se los lee aún hoy; será por esta justa sentencia que dice: "El Arte es un ave que vuela muy alto en el mundo de la imaginación humana, por eso no habrá quien la podrá atar ni enjaular".



* Las personas que viven en la ciudad siempre tienen conceptos desmerecedores hacia los campesinos, pues "son más ricos que los aldeanos; empero, estos, dentro de su rudeza y simplicidad, son más nobles de corazón".

Un labriego decía: "Prefiero ser primero en mi huerta que uno más del montón en la urbe".



* Tengan en cuenta esto los que tengan empleados: "Pagad a los obreros antes de que se les seque el sudor".



* No se debe obligar a nuestros hijos a que piensen como nosotros. La sentencia lo explica: "Por cuanto ellos han nacido para un tiempo que no es el vuestro".



El arte de condensar ideas hace que el recopilador se pregunte: ¿Para quién escribo? Sencillo: Para el que me quiera leer.


César


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