César González Páez
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Muchas veces pronunciamos frases hechas que pertenecen al patrimonio popular, pero es muy interesante averiguar un poco por qué la decimos o, mejor, de dónde provienen. Por ejemplo cuando decimos que “no dejó un títere con cabeza”. El dicho viene de la obra de Miguel de Cervantes, quien en una escena de El Quijote asiste a una función de títeres que eran habituales en España del siglo XVI. Allí El caballero de la triste figura se conmueve con una obra e intenta defender a Melisendra, una princesa de trapo, y acomete con los otros muñecos y los descabeza. También en nuestro hablar diario está el término de si alguien es de “sangre azul”, esto proviene de Europa, los campesinos que trabajaban durante todo el día tenían la piel oscura por su exposición al sol y al polvo, mientras que los que no trabajaban tenían la piel tan blanca que dejaban ver las venas azules. De allí viene el dicho y por extensión con su significado de “nobleza” porque no trabajar significaba, y no podía ser de otro modo, que pertenecía a la aristocracia. El dicho “El que se fue a Sevilla perdió su silla”, viene de un obispo, Fernando de Fonseca, que por defender algunos intereses de la Reina Isabel la Católica viajó a esa ciudad y dejó como reemplazante a un sobrino, que luego resultó ser desleal y al regreso del sacerdote se negó a devolverle su obispado. Otro dicho interesante es ¿Quién te dio vela en este entierro? deviene de una costumbre antigua que los familiares cercanos entregaban una vela en los funerales de la familia. Los allegados debían mantener encendidas las velas en señal de duelo, los demás asistentes acompañaban los funerales pero no eran distinguidos con la vela, por extensión no tenían ese privilegio. La literatura, como el ejemplo anterior de El Quijote, nos ha dejado también frases comunes como “la gallina de los huevos de oro” para significar cuando alguien tiene una actividad provechosa y la desperdicia, viene de una fábula de Esopo y contiene una sentencia que la ambición suele perjudicar. Habla de un hombre que tenía una gallina que ponía huevos de oro, pensando que el animal era todo de ese metal la mató, pero encontró que era una gallina común y corriente. Así se quedó sin el ave y sin los huevos de oro. También el escritor español Lope de Vega nos dejó el dicho “El perro del hortelano que no come ni deja comer”, que describe a un hombre que, por respeto, no quiere intimar con una mujer, ni dejar que nadie se le acerque, hasta formalizar su relación. También “morir de amor” que inmortalizó William Shakespeare que significa los amores imposibles como Romeo y Julieta, cuyo desenlace fatal conocemos todos Otra frase es “la corte de los milagros” que nos legó Víctor Hugo en El jorobado de Notredame, en que los mendigos exageraban sus defectos de día para generar compasión y de noche cuando nadie los veía, milagrosamente, andaban normalmente. Muchas frases que se nos deslizan a diario tienen su origen y, a veces, es muy interesante saber de dónde provienen.
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