Palabras, palabras...

Palabras, palabras...
Dibujo; César González Páez.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Una idea en el suelo

Cuesta encontrar una idea, no siempre aparece cuando uno más la necesita, porque escribir, aunque sea este boletín, hace falta un poco de creatividad. Pero quiero hablar de una vez que encontré una idea en el suelo y dije “ésta es mía”. No consideré el hecho que se le ocurrió a otro y que yo me estaba apropiando de algo ajeno para caer en lo que muchos llaman plagio. Y esto, en literatura, es un tema más que sensible.



Pero resulta que la idea que encontré estaba abandonada, como suele estar la basura en las esquinas y que alguien recoge porque le viene bien, porque le hacía falta. Y las ideas no abundan, pregúntele a los publicistas, a los marketineros, a los cazadores de temas centrales en los periódicos, en los que se gastan noches enteras para preparar un programa de televisión, los diseñadores también entran en esta lista.


Una cosa que está tirada en la calle es del primero que la encuentre, diría un razonamiento normal. Heme aquí entonces con la idea que me tocó en suerte, pero como en la vida hay que ser honrados a como de lugar, les diré que la encontré porque estaba descartada, tirada, abandonada a su suerte porque a su dueño no le servía para nada. A simple vista era una idea fácil, que se le puede ocurrir a cualquiera, y así son las ideas, son buenas si uno sabe qué hacer con ellas. ¿De qué me sirve una buena idea, si no puedo darle un destino adecuado? Las ideas son difíciles de poner en práctica, porque si se las conduce mal no te llevan a ninguna parte. La dificultad está en ponerla en práctica, de allí que no me sea extraño haberla encontrado en la calle.


Una idea es algo intangible, un concepto para ser llevado a la realidad, que es el lugar donde da sus frutos. Este hallazgo me llevó a escribir una crónica sobre las ideas, valga la redundancia, que nadie quiere. Puede estar tirada una idea de ser honestos, que a los políticos no les sirve. Puede estar descartada la idea de un sueño sobre un mundo mejor, que muchos ven como una enorme responsabilidad. Puede estar tirada una idea de compañerismo, que los egocéntricos no ven y puede estar tirada una idea de cómo dar y recibir amor. Algo que muchos, que no la tienen, la pisotean a diario, porque no saben mirar a donde ella se encuentra. Porque están apurados por encontrar eso que no ven.

C.G.P.

La medida de los sueños



Debe ser así, que bajo las distintas capas de pintura con la que nos educaron, que nos impusieron y con las cuales siempre hemos creído que éramos felices o nos conformamos, haya una mano de pintura de lo que realmente somos. Debe quedar esa tintura de lo que siempre quisimos ser y nos animamos, presionados por lo convencional y lo que ‘debe hacerse’ y de ‘cómo debe hacerse’, según el gusto de los demás. Hablo de ese pintor escondido que no dejaba explotar su alma de colores, de ese personaje que quería pensar y expresarse en un libro, ese manuscrito que existe en cada uno de nosotros.


Volver a ser como niños para empezar a jugar y encontrar lo que nos gusta y nos haga ser completos como personas. Hablo de ese poeta de palabras emocionadas que no se animaba a escribir, hablo de ese cantante que dejó de esconderse en la ducha para cantar la canción que le dictaba el alma. Hablo del guitarrista que soñaba sacar arpegios a la guitarra o al arpa encantada de música del alma. Hablo del que quería decir las cosas que pensaba y no se animaba a enarbolar su bandera de sus convicciones. Hablo de los indignados que dejaban hacer a los políticos sus insensateces y sus derroches a costa de la gente humilde. Hablo del que cedió a la tentación de expresar sus ideas y hacerse vocero de los que no saben cómo expresar las injusticias de la vida.


Raspando bien en la personalidad de cada uno, debe estar el color de pintura original de lo que éramos, de lo que debimos ser y no pudimos. Porque nos deseducaron, nos amaestraron en ‘valores’ de comportarnos como pacíficas ovejas en el corral de la sociedad. Nos quitaron los colores del pincel con que debíamos pintar nuestras vidas, la música que era nuestra banda de sonido, el original de nuestra película, de la obra maestra a la que tenemos derecho.


Usted podrá decir, “ese no es mi caso”, feliz de los que tienen escrito su libreto tal cual lo idearon. Porque también existen los conformes con el destino que les ha tocado. Si esto fuera así con todo no habría tanta injusticia en el mundo, por ejemplo no existirían los que todo le es poco y no les alcanza porque siempre ambicionan más. Y no digo más. Raspen en la piel de lo que verdaderamente son, descubrirán el color de la pintura original, el boceto de la vida que siempre quisieron y no se animaban a mostrar.


Bendita suerte de ser como uno es.


C.G.P.

martes, 29 de noviembre de 2011

Dos poemas...

Esas manos

 

Mansas como aves anidadas
descansan sobre la mesa
o las agitan los recuerdos.
 
De pronto, sin imaginar
raspan un juguete de madera,
ya en desuso, mil veces pintado
 
A cada roce de las uñas
otras capas, de colores
anteriores, van apareciendo.
cada uno fue un estado de ánimo.
 
Es un muñeco que te sonríe
oriundo del planetario de la niñez.
Ah, si esa sonrisa supiera
las veces que la acariciaste,
y le pintaste los labios
según el entusiasmo y los años,

Vuelve el muñeco al desván.
Pero tus manos son palomas,
inquietas que vuelan en gestos
de amor ya perdidos.

 
Yo sé el secreto de ala
que gestan tus manos
cuando se alistan a las caricias
y dan el efecto de invención,
de intensos sentimientos.
 
Pasados que tus manos atrapan
y arrullan, porque de amor…
hay que seguir viviendo.
Aunque en ese tierno nido
que son tus dedos cruzados,
tarde en madurar lo que vendrá.


******


Ámala



Como si fuera una joya
que te ha costado
los ahorros de tu vida
Dale los sentimientos
guardados como perlas
y educados por los años
de su indiferencia.

Ámala

Porque ella está hecha
de tierra fértil y agua clara,
tiene el timbre de las aves
que aciertan la primavera.

Y no es que diga
siempre verdades,
sino que sus sensateces
son caminos seguros
para seguir viviendo.

Ámala

No por lo que dibujó
tu corazón mezquino
Sedúcela porque existe
y es parte del día.
Se ha ganado el espacio
que respira su juventud
de fresca vertiente,
que se desmigaja
como el pan del mediodía.

Ella es sabia a su modo,
calma la sed de los años
porque está al tanto
que no hay libreto escrito.
Vivir se da sólo amando
para contar algún día
que ella le puso vuelo a la vida
y le dio peso y sentido
a la existencia.




martes, 15 de noviembre de 2011

Todos somos comediantes

Llega a mis manos un curioso libro, tanto por su título como por su portada color anaranjado
fosforescente, escrito por Antonio Ozores, un comediante español. A su libro de memorias, a la que todo actor o humorista llega un día, le puso como llamativo título: El oficio más viejo del
mundo. Para él, el oficio más antiguo del mundo es el de comediante, y se suma a la teoría de otros que dicen que la primera actividad rentable es la prestación de servicios sexuales. Adentrándome en el libro de Ozores, encuentro algo más que una simple crónica de hechos ocurridos en su larga trayectoria, encuentro consejos que pueden ser útiles para gente de teatro o cine y para gente común. Ejemplo, si usted va a escribir una novela o filmar un documental, cuídese de nombrar personas conocidas por todos. Lo que puede ser una intervención de humor con tal protagonista, tal vez ese personaje ya no está (se enfermó o murió), el chiste que quería hacer será tomado como una falta de respeto. Supongo que lo mismo debe ocurrir en artículos como estos, en los cuales a veces se critican hechos y personas que pierden vigencia, antes que este boletín esté en la calle.

Es irresistible que en algún momento de su vida usted piense que todo lo que ha vivido
merece la pena contarse y el libro amanece en las estanterías de las librerías como una gran novedad.
Sin embargo se encontrará que lo que escribió o no se entiende bien, o que le falta agilidad al texto, que si no hubiese contado tantos detalles mínimos la historia sería más
jugosa. Y ¿qué tenemos? Un libro más en el buzón del olvido. Cosa que no sucede con el texto de Ozores, editado por la editorial Norma. Es ameno y escrito en breves capítulos que son aprovechables por su clave de humor.


Pero volvamos al título del libro sobre la profesión más antigua. Dice que no lo eligió al azar. Después de visitar bibliotecas y consultar sobre el tema, se le iluminó la teoría de que el hombre, y sobre todo la mujer, lo primero que hizo al comienzo de su aparición en la Tierra fue mentir, fingir, interpretar. Y les pregunta a sus lectores: “¿Qué le dijo Eva a Adán para que tomara la manzana? Mentiras, naturalmente”.
Por ende, ser actor es algo que llevamos desde los pañales de la humanidad… hasta en el
presente. O qué creen que responde un esposo cuando su mujer le pregunta: “¿De dónde vienes a esta hora de la noche?”. Entonces surge el actor, diciendo la excusa más apropiada luciéndose con una historia de ficción  que, por supuesto, no es verdad.

 Y un consejo, si insiste en eso de escribir sus memorias, si le pasó algo bochornoso, una metida de pata, algo reprochable que lo haga quedar en ridículo. Diga que
eso le pasó a otro y que usted lo sabe de buena fuente, porque fue un testigo privilegiado. El
actor que hay en usted, como en cada uno de nosotros, se lo agradecerá.

Y ahora, retomando el tema de las autobiografías, se dará cuenta de que en la vida de cualquier ser humano hay grandes lagunas donde realmente no pasa nada singular o particular. Mejor omita ese capítulo que será aburrido hasta para usted mismo. Incluso si se la pasa diciendo que toda su vida fue feliz y lindezas por el estilo, terminará aburriendo con eso. A la gente le gustan los detalles jugosos o ese hecho singular que sólo le pudo ocurrir a usted. Anímese, la vida es bella.

C.G.P.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Sólo se trata de imaginar

Imagine mundos mejores, aptos para la verdadera vida humana que supongo no es éste de hoy santificado por el consumo. Ensaye el incomparable arte de conformarse con poco, pues si hacemos un pequeño inventario de nuestras necesidades, nos encontraremos que llevamos encima un buen numero de cosas superfluas. Pueden ser objetos, pero también pueden ser conceptos ya desvencijados o que simplemente, estorban el oxígeno mental. Ocuparse en cosas estúpidas, lo puede conducir a comportamientos inesperados, como preocuparse por los debates de la televisión, con su carga mediáticamente inteligente. Deje de lado ese mundillo propenso al olvido y al ejercicio de la fama al servicio del olvido. La televisión ha hecho mucho por la humanidad, no existir por ejemplo en la antigüedad, lo que ha permitido que personas inventen, conquisten, piensen, construyan y sueñen sin el estorbo de la eterna polémica. Otro beneficio invalorable de la televisión es cuando no está encendida. No llevamos la cuenta que semejante distracción al final nos influye en la vida.

Mejor. imagine mundos posibles y comience a habitar en ellos, ya lo dice el dicho, si hemos diseñado castillos de una vida encantada, no hemos perdido el tiempo. Pues podemos comenzar a poner los ladrillos de los hechos. En el hacer y llevar al plano real lo que uno ha imaginado podría ser uno de los cimientos de la felicidad. Sea un precursor hasta de lo absurdo, como el caso que registra la historia y al que nadie le pone un gramo de interés. Cuenta que el filósofo, matemático y físico francés Blaise Pascal, imaginó en 1651 que era posible crear un transporte que recoja a personas y las lleve por un recorrido a cambio de una tarifa individual. A este invento, que podría haber sido un carruaje colectivo, le llamó ‘ómnibus’. Sí, señoras y señores, esa idea futurista, hoy convertida en uno de nuestros sufrimientos diarios, pergeñó lo que sería el transporte común-chatarra. La idea prosperó y dicen que ese tipo de transporte comenzó a circular a finales del siglo XVII en París. Ya en 1828 se convirtió en popular y necesario. nacía la industria de llevar pasajeros de aquí para allá, porque un hombre lo pensó. Hubo alguien que pensó que se podía visitar la luna y la humanidad lo ha logrado dejando su huella en el suelo selenita. Otros tuvieron ideas que no prosperaron pero ayudaron a poner leña en la creación literaria. Dicen que escritor germano Johann Wolfgang Goethe, además de ser un escritor, se interesó en temas científicos. Llegó a pensar en una teoría geológica llamada neptunismo, según la cual las rocas que vemos en nuestro planeta, llegaron desde el cielo, desde el espacio exterior. Tal vez imaginó una lluvia de meteoritos que impactaron en este mundo. Fue un rotundo fracaso porque la teoría correcta fue la denominada ‘vulcanismo’, según la cual las rocas de la superficie terrestre salieron del interior del planeta a través de los volcanes y otras fallas de la corteza. De modo que, en esto de la imaginación uno puede ir por donde quiere y los aciertos aparecen. Pero, si no se hubiera aventurado una teoría, a nada de esto se hubiera llegado… Por tal motivo imagine, una televisión inteligente, un transporte colectivo mejor, una vida digna para cada paraguayo, un día lunes lleno de esperanza, como el de hoy. Y quien le dice, a lo mejor, qué se yo, se me ocurre… sea posible un mundo feliz. Tal vez porque ya llega diciembre, el mes más optimista del año.

Por César González Páez







miércoles, 26 de octubre de 2011

Ética de la palabra no es una utopía



Cuando las letras apuntalan las ideas y los hombres que la escriben son fieles a su pluma, es posible que el mundo mejore. Alguien ha dicho que la labor de escritor es uno de los oficios más decentes que quedan. A través de la escritura y sus diferentes vertientes, de testimonio o ficción, se pueden esgrimir razones contra la injusticia y la corrupción, contra la apatía de los sentimientos y la degradación del arte de amar. Por la poesía y la narrativa se van desencadenando, en forma de atrevida prosa, las palabras. Así van nombrando las maravillas o las pesadillas que conforman el inventario del mundo. Son aventureras que exploran nuevos territorios mentales del ser humano. En cada hombre o mujer hay un o una idealista que cede paso al oportunismo, al facilismo de permanecer en lo preestablecido sin cuestionarlo, la literatura suele despertar a ese ser dormido que existe en el interior de cada uno. El que, cuando se da cuenta, ocupa su lugar en la barricada de las ideas.


Sino basta recordar a aquel lejano Quijote que vio lanzas en las paletas de los molinos, que trató como una dama a una humilde mujer de la calle. Enseñó la cortesía de la imaginación, que puede hacer que las cosas cotidianas, que sentimos que están mal, cambien.


Porque no siempre tienen razón los que dominan, no siempre los desposeídos han de ser ignorantes por decreto. Puesto que la sabiduría también corre por la vertiente humilde de la imaginería indígena y también por los elegantes pasillos de las cátedras universitarias; pasa por la versión de la vida que cumple al pie de la letra un hombre campesino al que puede considerársele justo por no haber violado ninguno de los diez mandamientos. En igual medida y en la misma balanza, será justo el artista que no sometió la ética de una pluma a la comodidad del halago.


Como se ve, la escritura sirve y puede asentar verdades, por eso el oficio de escritor reclama la madera de los ideales — que no tienen precio— redactados con honestidad. No importa en qué estilo, si en la intimista poesía o en la fronda de la narrativa, embarcados en el género del absurdo, el displicente relato de costumbre o en el serio ensayo. Hay muchas técnicas para hacer pan, pero en ningún caso puede faltar la harina, así el escritor no debe olvidar- se que hay reglas de sinceridad inclaudicables en la literatura.

C.G.P,



martes, 18 de octubre de 2011

Basura inteligente

No sé si ha observado, que muchas veces en la basura que hay en las calles, con mucha frecuencia aparece algo desechable que le puede ser útil, algo que ha perdido su utilidad para el dueño original pero que a usted era eso que le hacía falta. Un viejo ventilador, por poner un ejemplo, con una pieza que le estaba faltando al suyo y ¡Ahí está! Como anillo al dedo. Del mismo modo se pueden encontrar cosas sofisticadas o artísticas que la gente no sabe reconocer como tales porque las tilda de antiguas o inservibles. Eso sí olvídese de encontrar un cuadro original de Picasso y no lo confunda con ese poster desechado con una obra del genio español, tampoco encontrará las obras completas de Borges. ni una réplica del Cacique Lambaré. Pero se encuentran cosas interesantes y…, ojo, sin ser uno reciclador, es decir sin tener el oficio de juntar botellas de vidrio o de plástico, ni el consabido oficio de recoger cartón. Hablo del simple observador y, como tal, he tenido la suerte de encontrar botellas antiguas de soda, esas de vidrio grueso y pico de metal, no sé por qué, pero me gustan. Porque son un retazo del pasado, me hacen acordar a pasados mediodías cuando ese sifón alegraba con burbujas el almuerzo familiar de los domingos. Hay cosas descartables que por lo tanto van a la basura, pero el que sabe mirar va al rescate, y no sólo sifones, se pueden hallar botellas de gaseosas, de esas que ya no vienen más o una medalla desechada que recuerda un acontecimiento social. Hay, pienso, para todos los que se distraen en estas cosas nimias, pero llenas de contenido, reliquias del pasado cotidiano, que son muchas veces las huellas de aquello que no se consigue más porque se ha dejado de producir, de vender, de regalar en lejanas ‘promos’ publicitarias. Por todo lo expuesto no siento la mínima vergüenza de agacharme a recoger algo de ese reservorio de recuerdos, aunque después no me sirva para nada más que para alegrar un estante.


Pero ¿a qué viene todo esto? Leo un artículo por ahí que dice que internet es un basurero inteligente


donde se pueden encontrar verdaderos tesoros. Para la razón, para la inteligencia, para la investigación… ¿se entiende? Del mismo modo que nos sorprende un objeto valioso en la basura real, podemos encontrar información inestimable esparcida entre escombros de información. Es cuestión de observar y estar atentos a la pesca de esa sorpresa que nos da la búsqueda. Textos antiguos que uno creía que no se editaban más aparecen en la pantalla, y, algo que me fascina, discos de vinilos cuyas melodías se pueden copiar merced a la gentileza del dueño de la página que comparte la misma pasión. Y usted pensaba que nunca iba a recuperar esa melodía que escuchaban en su adolescencia o en su niñez. Uno puede entretenerse de mil modos en las redes de internet, que se comporta tal cual uno es. Si busca otro tipo de informaciones, de índole erótico, fotografías del pasado que hablan más que una crónica periodística, seguro va a encontrar lo que le gusta. A esta altura usted comprenderá que lo que estoy tratando de decir es que frecuente, dese una vuelta por ahí, piérdale el temor o no le haga caso a esa creencia que se tiene que hay que ser un experto para entrar a navegar por esas aguas virtuales en la frágil barca de sus conocimientos. Nadie ha aprendido sin hacer ejercicios previos, sin equivocarse o sin meterse en problemas. Y eso sirve para cualquier estadio de la vida, aunque sea virtual. Sólo un consejo para recoger cosas valiosas del basurero inteligente que es internet, Eso  si, manténgase alejado de la tecla ‘delete’, o borrará todo lo que he escrito hasta aquí.


C.G.P.

lunes, 26 de septiembre de 2011

El oficio más antiguo



La sola pregunta ya genera una polémica instalada desde tiempos inmemoriales ¿cuál es el oficio más antiguo del mundo? No cuesta nada pensar que es la prostitución que en realidad comenzó como esclavitud. Pero hay gente que discute que no es esa actividad. Unos sostienen que es la cacería o la recolección de alimentos, pues lo primero que debe hacer el hombre en este mundo para subsistir es alimentarse y eso demanda un esfuerzo. Pero cuando uno habla de oficio es que, en realidad. uno se ha perfeccionado en un trabajo determinado y se dedica de lleno, porque la palabra oficio está relacionado con la pericia, ser ducho en algo.


Ser carpintero, por ejemplo, es un oficio porque un hombre se dedica a trabajar la madera y no a otra cosa. Pero tampoco es el primer oficio, aunque el hombre primitivo haya hecho una choza de madera para guarecerse. Y es interesante el tema si lo piensan mejor, los biólogos sostienen que el oficio más antiguo es la taxonomía, bienvenida esa palabra que en biología significa la ciencia de poner un nombre a los seres vivos. Y citan el versículo 20 del Génesis, donde se nombra por primera vez la palabra ‘ave’ y ‘ganado’, Pues nada puede llamarse si no está identificado con un nombre. Ya tenemos algo, pero el enigma continúa porque a uno le gustaría encontrar la punta de esta madeja indescifrable.


Es muy probable que muchos oficios hayan comenzado mucho antes de inventarse esa palabra, eran oficios pero no sabían, eran de oficio cazadores, agricultores o brujos pero no sabían. Como aquí que éramos felices y no lo sabíamos. Bromas aparte, la mentada frase se ha hecho universalmente popular por el oficio de ciertas mujeres de vender su cuerpo. Entonces el oficio más antiguo es el comercio ¡cómo no se me ocurrió antes! El cazador hizo trueque con lo que le sobraba, lo mismo el agricultor y así un intercambio de favores para ser la actividad programada más antigua. Mi oficio no es apretar teclas para escribir este artículo, el mío es juntar las palabras para que sean una noticia creíble. Hojeando la historia encuentro un oficio atípico, me entero que en la corte de Luis XV de Francia se creó la figura del portacorbatas, un criado cuyo único cometido era anudarle y desanudarle la corbata al rey. Obviamente puede ser el oficio más raro, pero no el más antiguo,
C.G.P.




lunes, 29 de agosto de 2011

Leyes de la vida





Que todos vamos a cumplir las leyes de la vida, contrato involuntario que contrajimos al nacer, que no es otra cosa que crecer, vivir y morir dignamente si es posible. Y, si se mira bien, eso es lo único que tenemos y es por lo tanto, nuestra riqueza, es lo que seamos capaz de recolectar en nuestros sentimientos e ideales, todo ello en el tiempo vital que nos toque en este mundo. Como la muerte no tiene bolsillos, parece ser que lo único que nos justifica es, como diría la compositora argentina Eladia Blazquez: “eso de durar y transcurrir no nos da derecho a presumir, porque no es lo mismo que vivir, honrar la vida”. Esto lo dice en su celebrada canción Honrar la vida. Una gota de profunda filosofía cantada y diciendo evidentes verdades.


Por eso respeto a los que luchan por sus ideales, aunque no los comparta, porque veo que son capaces de dar lo más preciado que tienen, la vida a servicio de una causa. Hay mucha gente, y sorprendería el número en caso de estadística, que viven para acumular bienes terrenales y no tienen más deidad que el dinero. Pero también la falta de ambición es necedad, de los que eligen ser vagabundos para creerse dueños de una nube. Son los que sueñan y a veces se los llama poetas, son los que cantan y a veces se los llama trovadores, son los que han sido seducidos por los caminos, que son como los días, cada uno distinto del otro.


Parece ser un estigma, pero cuando más se piensa en la vida, uno más se extravía en esto de ser coherentes con el período de tiempo que nos ha tocado vivir, un plazo del cual no tenemos ninguna garantía de durabilidad. Como se diría, en una vida vamos del cielo al infierno tan temido, somos buenos o crueles indistintamente, y son raras excepciones los que se tributan al conocimiento y la filosofía. Detrás de esta cortina que llamamos existencia no hay nada para muchos o promesas de eternidad para muchos otros. No son otra cosa que monedas de esperanza que se pagan con plegarias. Por eso, honrar la vida, no es otra cosa que tener una convicción y no traicionarla, y más si somos irremediablemente creyentes que nuestros sueños se van a cumplir.


Y hasta aquí no he llegado a nada más que hablar sobre la vida y la muerte como si las tuviera en una mesa de disección, no tengo nada más que un puñado de presentimientos que solo justifican mis pensamientos de un mañana mejor. De tener suerte de encontrar a gente noble para contagiarnos de su superioridad, porque que las hay las hay, aunque siempre exista un resentido. Siempre te encontarás con alguien que te atropella porque cree que lo que ganaste con esfuerzo, le pertenece a él por la efímera creencia que somos todos iguales. A cada uno lo suyo, pero también es muy bonito el compartir, aunque en el catálogo de este mundo exista esa especie que Dante, ubica en los más profundo del infierno, los desagradecidos. En el retribuir está la esencia de la dignidad de la vida, somos lo que damos y nos justificamos con lo que la bondad de los otros nos retribuye. El que crea también que anidado en su egoísmo, como un satélite que gravita por sí mismo, debe pensar si tuvo en su vida momentos felices, se dará cuenta que sólo cuando estaba acompañado sucedieron cosas como esas. En este tramo que llamamos vida el peso de los otros es necesario e inevitable, por eso es mejor hacer un mundo a la medida de los demás y que nos calce también a nosotros. Es decir, honrar la vida, es también un sueño colectivo, para que todo no sea más que durar y permanecer. Fue Saramago el que dijo que somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir.




César González Páez
Publicado lunes 29 / 8 /2011
Diario Última Hora

martes, 23 de agosto de 2011

Como ovejas, globalizadps


Nosotros solemos alabar lo que llamamos esta era de la globalización y el estar enterados de todo en minutos, de tener supermercados y tiendas con lo último en tecnología, nos hace sentir que estamos seguros en una sociedad organizada. Hasta los ladrones se organizan para robar mejor, los policías, los políticos, todos se organizan para hacer mejor las cosas, aunque muchas de ella estén enfrentadas con la honradez. Aunque la palabra globalización parece ser lo más democrática que hay, no hay justicia igual para todos y muchos casos de corrupción quedan en la nada por la inacción de los jueces o fiscales. Pero, funciona se diría, con los pequeños cacos que se roban un caramelo en vez de una fábrica de dulces. En esta era globalizada, en gran medida por los medios de comunicación que te dan en bandeja las novedades, aprendemos algunas palabritas en inglés y nos sentimos y creemos cultos. Estamos enterados, vía Wall Street que una empresa norteamericana obtuvo un repunte en sus ganancias y no tenemos la menor idea de qué vende esa corporación. En el idioma y logros de los otros no está nuestra identidad, deberíamos saberlo pero no lo entendemos del todo bien. El cine nos trata como quiere y su principal condimento es la violencia o sexo, pero la taquilla tiembla y también, como estamos educados en la globalización, nos sentirnos orgullosos o ‘ciudadanos del mundo’ cuando un estreno, se da a nivel mundial y lo podemos ver ‘al mismo tiempo’, que en otras salas del mundo, en nuestro shopping más cercano. Tinta mala es la globalización, si nos hace olvidar nuestras raíces, nuestras canciones y esas anécdotas que nos definen como ciudadanos de esta maravilla que es nuestro país con su sello irrepetible. Fue José Saramago. el escritor español y Nobel de Literatura, el que dijo al defender la cultura de los campesinos, entiéndase por los ‘incontaminados’ de tanta propuesta foránea, que “la globalización es incompatible con los derechos humanos” y todos pararon las antenas porque alguien pensó un poco más allá del tema . Para el autor, la globalización le merecía esta reflexión para estar en contra. “


porque todos estamos controlados y no importamos nada’ . Y este es un asunto serio cuando nos convertimos en un número estadístico y, señaló que es más preocupante cuando por ejemplo a los gobernantes sólo les interesan los derechos políticos, pero los humanos no, que son la clave de la existencia. No estaba equivocado al hacernos pensar que tenemos que ser libres de las ofertas y de las oportunidades que se tasan en los bancos o en los shoppings, de todo aquello que tiene un precio y que da ventaja sólo a aquellos que puedan comprarlo. Basta un ejemplo que padecemos, creo que todos. Ese adminículo llamado celular que nos lleva a estar comunicados al instante, dejó de ser utilitario para convertirse en una suerte de trampa tecnológica. Ya no nos interesa el aparato en si mismo, pues cada día viene otro modelo con otras novedades, que televisión, que internet, que te ubica geográficamente, que te permite chatear y otros lindezas. Y así, si no estamos actualizados con cada uno de estos servicios, nos sentimos que nos estamos ‘quedando atrás’. Esos son algunos de los síntomas de la globalización perniciosa, la que nos hace vestir iguales, comprar lo último y ver el mundo en un plasma. Globalizados, en este globo que llamamos mundo y que creemos poder llevar en el bolsillo.




C.G.P.

lunes, 1 de agosto de 2011

En defensa de la poesía

Todo parece indicar que la poesía ha retrocedido y que se ha atrincherado en grupos pequeños, en solitarios escribas que hablan de las emociones que generan los fenómenos y los sentimientos de la vida, pero que nadie escucha ni se interesa por ellos. No se habla ni se recita poesía en estadios, en teatros con lleno total, lo que hay que suponer que hay que defenderla. Si, ampararla para que no sucumba y esté presente para los que la han olvidado, los que no tienen en cuenta que la poesía tiene su fuente natural en el lenguaje oral, que su ritmo en el decir de los versos y sus rimas son para que a la memoria le sea fácil recordar.  Se han atrincherado los poetas, en talleres literarios, en sesiones de lectura que parecen más bien una reunión de conjurados. El hombre y la mujer común ya no la tienen en cuenta a la poesía en sus cantos al trabajo, para contar sus historias grandes o mínimas, para hacer dormir a sus niños. Como antaño se hacía, como en otros tiempos se rezaba en tiempo de poesía.  Los poetas grandes, los comprometidos, los que movían montañas de ideales de amor o combate se han replegado. La poesía es el entretenimiento sutil de unos que se hacen llamar intelectuales, que presentan cenicientos libros que con rapidez pasan a engrosar la lista del olvido. Hay que animar, resucitar el hábito de que la poesía y que esté presente en la canasta familiar de primeras necesidades. Porque la poesía nos educa en el pensar y tener un concepto ético del mundo, donde sentir y amar no está mal visto.

C.G.P.

Eso que somos...





Hay veces que las cualidades de una persona no se manifiestan desde una temprana edad, hay veces que deben pasar por las pruebas que nos ponen a todos en movimiento sintomático con el mundo. Esto es que cada persona que viene a este valle de lágrimas,como suele decirse, sirve para algo. Descreo de esa filosoía del escritor español Antonio Machado, cuando describe a un hombre provinciano, de esos que uno calificaría de ‘manso’ o simplemente de ‘conformista’. Este escritor lo define de una manera mas tajante cuando escribe en sus versos “no es una fruta madura ni podrida, es una fruta vana”. Una fuerte y antipática definición para quienes tienen la filosofía de no enemistrase con el mundo y no ser demasiado ambiciosos, sólo en eso de llevar una vida planificada y dulcificada por el tranquilo acontecer de la rutina de un pueblo. Eso es tener una cualidad, que puede sacarle de sus cabales a los precipitados, a los ansiosos por conseguir más , que tiene la idea que si uno no está produciendo, iniciando proyectos y nuevos desafíos no está viviendo.


Pero de cualidades estamos hablando, hubo un hombre, un actor británico que curiosamente nos hizo reir sin hablar, y aunque el cine no hubiera sido mudo en su época, lo mismo hubiese ahorrado palabras para decirnos un monton de cosas sólo con gestos. Tenía una cualidad, la de no expresar sus sentimientos hacia afuera. Sus padres descubrieron esa rara cualidad cuando, siendo un pequeño niño se cayó de una escalera y pese a que rodó por varios peldaños no emitió sonido alguno de llanto o de pedir auxilio. De ese accidente infantil le surgió el nombre que luego utilizaría como mote artistico, sus padres desde ese momento le pusieron de apodo Buster, que en inglés significa ‘porrazo’. ‘Porrazo’ Keaton o Buster Keaton, tenía la rara cualidad de no expresar sufrimiento, por lo cual no encontraron mejor ocupación para él, que meterlo en un cañón y lanzarlo al aire en un espectáculo circense. El hombre bala aguantaba todo y había encontrado, desde luego, trabajo.


También puede surgir el hecho que es la ocasión de nacer en determinado momento y lugar pueden marcar la personalidad de una persona. Cuentan que Fiodor Dostoievski, nació en un manicomio y no porque estuviera loco sino porque allí trabajaba su padre como médico. El ambiente tenso y conflictivo marcó su personalidad por su permanente contacto con los enfermos mentales, lo que dejó la impronta que se manifestaría en su obra literaria, su cualidad de explorar en la conducta humana, los motivos ocultos que precipitan que alguien haga esto o aquello. Un hombre puede hacer cualquier cosa y eso tiene una explicación que no siempre es fácil de detectar, Dostoievski tenía ese talento. Aunque él pensaba que el hombre en la superficie de la tierra no tiene derecho a dar la espalda y a ignorar lo que sucede en el mundo, fue la circunstancia que lo marcó. Y cuántas vidas no han sido calibradas en sus facultades para encontrar su lugar en el mundo, pues, como decía, toda persona que viene a este mundo sirve para algo. Lo importante es descubrir esa veta que haga que no seamos sólo una ‘fruta vana’ de la vida.



C.G.P.

lunes, 11 de julio de 2011

Alto, fuerte y lejos...





Aunque parezca ridículo uno podría preguntarse quién va más lejos, si el tigre o el árbol y preguntar no cuesta nada. Pero la respuesta merece la reflexión sobre qué llamamos llegar lejos, si es en el tiempo o en altitud sin duda es el árbol que no se desplaza para ningún lado pero se eleva como para ver pasar la existencia de los animales que pasan a mejor vida porque duran menos tiempo. Si es un tema de quien va más lejos geográficamente es otra cosa, ahí surge la grácil figura del felino, cuyos movimientos tienen la gracia del acecho y fascinaban al escritor argentino Jorge Luis Borges. Que fue más lejos con su escritura y pudo jactarse de haber vivido en dos siglos distintos. Como el árbol este autor dio sombra con sus palabras, como felino tuvo un sueño de reencarnarse en uno de ellos.


Así podríamos preguntarnos a donde vamos cada uno en nuestras vidas, que tan alto, que tan lejos y de cuánto tiempo disponemos para un destino, digamos, respetable o fuerte. Perecedero es lo que dejamos y lo que la gente lleva lejos de lo que fuimos, de cómo llegamos a muchas alturas en nuestros intentos. Y siempre las palabras son las que nos nombran con la herramienta del recuerdo. Ser recordado por muchos es durar y darle eco a nuestros actos. Tal vez llegar alto con una vida digna, llegar lejos con una amistad, con una convicción, de permanecer como ejemplo de alguien que no se traicionó a sí mismo y eso es más que suficiente. Porque los inventarios podemos hacerlos nosotros escribiendo el libreto con la piedad de salvar lo más destacable de nuestra existencia, pero los que ponen la firma del futuro son los otros. Los que revisitan a los muertos para ver a qué altura llegaron, que no es otra cosa que el recuerdo que hemos sembrado. Y más allá, ya en la penumbra de nuestra sombra, de lo que fuimos sólo quedará, como decía Josefina Plá, un ‘perímetro de huerto’.


Uno podría preguntarse tantas cosas, pero sólo vale la respuesta sincera y honesta, que vinimos a este mundo y honramos la vida. Así serán de dignas la existencia del campesino, de la mujer que limpia su casa y cuida de sus hijos, del obrero que hace bien su trabajo, del banquero que no se ve tentado por el imán del dinero, por la honradez de los que gobiernan pensando en su pueblo y no en sus bolisllos. Todos esos llegarán lejos y alto, serán el tigre que va de la vida al sueño, el árbol que permanece y muere de pie. Benditas intenciones de llevar una vida digna, sin que la conciencia tenga que hacer un duro trabajo para ponernos a cada rato en el buen camino de hacer lo correcto. Y habremos dejado algo, por lo menos el trazo de un ejemplo, no habremos sido frutas vanas de la vida sino seres plenos que amaron y sufrieron los embates de la vida con entereza, aunque no sepamos nunca porqué estamos en este mundo, por desconocer el libreto que alguien supremo escribió para nosotros.

C.G.P.

sábado, 2 de julio de 2011

Opinión sobre Luna de Menta

El libro Luna de Menta, sigue cosechando algunas opiniones, aquí una del escritor Víctor Casartelli que envió este comentario desde venezuela, donde es agregado cultural paraguayo. El mismo puede leerse en el diario Ultima Hora, suplemento cultural Correo Semanal del día sábado 2 de julio de 2011.

lunes, 27 de junio de 2011

El imán de un sueño




De todas las ironías que conozco


tú eres la más perfecta,


la que tengo al alcance de la mano


Eres, por así decirlo


la justa medida de mis delirios.


y no me has pedido nada a cambio:


me tienes donde querías.






Soy el blanco perfecto


de tu sagrada puntería,


me avengo a tus repuestas


sin saber de qué se trata:


tus convicciones son las mías.






Porque sencillamente te amo


y no tengo cómo distraerme


de semejante afirmación:


he empeñado la palabra


que ya no uso en los poemas.






Que la lectura de mi vida


sean para tus indiferentes ojos,


que mi amanecer luminoso


sea para activar tu alegría:


poderosa pero fría dueña


de un tesoro que ignoras.






Sé que éste no es el primer caso


que hay otros expedientes


escritos en trémulos versos


o en enérgicos reclamos:


sólo nos ve quien nos ama.






No has reparado en la boca


que dice estos juramentos,


cerrada está la aurora del beso.






¿Serías tan amable de oír


o de recorrer con tus ojos


estas líneas del desesperado?


Fue que te soñé una noche


y sé que no es mentira:


donde exista la duda


rondará el acierto.






El sueño tiene raíces


que crecen hacia la realidad.

jueves, 23 de junio de 2011

Ámala

Ámala
Como si fuera una joya
que te ha costado
los ahorros de tu vida.




Dale sin reparos
los sentimientos guardados
como perlas misteriosas
de lo que temes dar.

Ámala porque es ella
de tierra y agua.
Tiene el timbre de
pájaros cuando habla.

Y no es que diga
siempre verdades,
sino que sus sensateces
son caminos seguros.

Ámala, no por lo que dibujó
tu corazón mezquino.
Ámala porque existe
y es parte del día

Se ha ganado el espacio,
respira su juventud,
fresca vertiente
de canto propio.

Ámala porque se desmigaja
como el pan del mediodía.
Porque calma la sed de años
sin algún libreto escrito.

Vivir es amando,
así se van contando
historias de toda la vida.
Amando gira el mundo.



C.G.P.







miércoles, 22 de junio de 2011

Ética de la palabra





Cuando las letras apuntalan las ideas y los hombres que la escriben son fieles a su pluma, es posible que el mundo mejore. Alguien ha dicho que la labor de escritor es uno de los oficios más decentes que quedan. A través de la escritura y sus diferentes vertientes, de testimonio o ficción, se pueden esgrimir razones contra la injusticia y la corrupción, contra la apatía de los sentimientos y la degradación del arte de amar. Por la poesía y la narrativa se van desencadenando, en forma de atrevida prosa, las palabras. Así van nombrando las maravillas o las pesadillas que conforman el inventario del mundo. Son aventureras que exploran nuevos territorios mentales del ser humano. En cada hombre o mujer hay un o una idealista que cede paso al oportunismo, al facilismo de permanecer en lo preestablecido sin cuestionarlo, la literatura suele despertar a ese ser dormido que existe en el interior de cada uno. El que, cuando se da cuenta, ocupa su lugar en la barricada de las ideas.


Sino basta recordar a aquel lejano Quijote que vio lanzas en las paletas de los molinos, que trató como una dama a una humilde mujer de la calle. Enseñó la cortesía de la imaginación, que puede hacer que las cosas cotidianas, que sentimos que están mal, cambien.


Porque no siempre tienen razón los que dominan, no siempre los desposeídos han de ser ignorantes por decreto. Puesto que la sabiduría también corre por la vertiente humilde de la imaginería indígena y también por los elegantes pasillos de las cátedras universitarias; pasa por la versión de la vida que cumple al pie de la letra un hombre campesino al que puede considerársele justo por no haber violado ninguno de los diez mandamientos. En igual medida y en la misma balanza, será justo el artista que no sometió la ética de una pluma a la comodidad del halago.


Como se ve, la escritura sirve y puede asentar verdades, por eso el oficio de escritor reclama la madera de los ideales — que no tienen precio— redactados con honestidad. No importa en qué estilo, si en la intimista poesía o en la fronda de la narrativa, embarcados en el género del absurdo, el displicente relato de costumbre o en el serio ensayo. Hay muchas técnicas para hacer pan, pero en ningún caso puede faltar la harina, así el escritor no debe olvidar- se que hay reglas de sinceridad inclaudicables en la literatura.


C.G.P.

lunes, 13 de junio de 2011

Razones para cantar

La canción es la misma, las voces son distintas. En los momentos difíciles el alma entona un canto, los países entonan sus himnos, en las batallas cantan los soldados para darse valor y se embanderan con los tonos de una marcha. En cuestiones sentimentales los enamorados cantan, los desilusionados, los abandonados, los esperanzados, los que esperan. Los que están indignados por las desigualdades sociales cantan sus canciones que otros tildan ‘de protesta’ pero se hacen escuchar cantando, levantan los ánimos y logran que se entienda aquello que los discursos no pudieron hacer entender.


Cantan los que rezan porque creen que si rezan Dios los escucha, pero si rezan cantando Dios escucha sonriendo, entonan sus cánticos en las iglesias para cada deidad concebida por el hombre. Cantan porque quieren ser oídos, escuchados en los largos estadios de la indiferencia, cantan porque el alma es un ánfora que se llena mejor con una canción, cantan porque la memoria ama las canciones, las recuerda más que a las oraciones y las promesas.


Si la canción y la poesía se dan, metafóricamente, la mano en una melodía, en una canción, son mensajes contundentes como portátiles, para llevar a todas partes y para recordar en cualquier parte, para dar razones contundentes de amor, de amistad, de reflexión, de advertencias buenas. Muchos cantan para escucharse en la soledad y decirse lo que quieren y ambicionan de la vida, los solos y solas del mundo cantando se pueblan el alma. Dicen algunos que sólo deben cantar los que saben, yo pienso que todos saben pero, sencillamente, no se animan.


Canta el arroyo su tintineante sonido, el agua que cae de la fuente, el viento que silba entre los árboles y los pájaros le ponen sonido al mundo. Todo parece aspirar a la excelencia de la música. Es la revelación más alta que la filosofía, dijo Beethoven que como era sordo la escribía en el pentagrama para escucharla mejor con la mirada.


Hasta allí, en esos recodos más oscuros del entendimiento, donde parece que nada puede entrar, horada la piedra de la emoción una gota de música. Hasta un filósofo alemán dijo que sin música la vida sería un error, se llamaba Friedrich Nietzsche, tal vez lo dijo cantando porque para muchos estaba loco. Franz Liszt, resumió este acertado convencimiento, que la música es el corazón de la vida. ¿Entonces por qué no vivir cantando? Tal vez sea una filosofía de vida que solo saben los cantantes, los que acompañan el coro y los que llevan la música en su canasta básica, en la lista de alimentos esenciales.


Podría ser que la canción comienza cuando el lenguaje común se empobrece y no sabe cómo nombrar los sentimientos, las causas justas. Por eso dedico este artículo a los que cantan o llevan en el alma la canción como un tatuaje tan invisible como imborrable. Hay una canción del cantautor Alberto Cortez, que tiene un final feliz y que me parece que viene a cuento cuando de cantar se trata, se llama ‘Está la puerta abierta’ y los felices versos dicen; “todas las cosas bellas comenzaron cantando, no olvides que tu madre…cantando te acunó”. Son muchas las razones, no hay excusa para no cantar, es muy probable que la música sea lo único que llevemos de este mundo, la melodía de nuestra vida..


C.G.P.

lunes, 23 de mayo de 2011

Eso que somos...



Hay veces que las cualidades de una persona no se manifiestan desde una temprana edad, hay veces que deben pasar por las pruebas que nos ponen a todos en movimiento sintomático con el mundo. Esto es que cada persona que viene a este valle de lágrimas,como suele decirse, sirve para algo. Descreo de esa filosoía del escritor español Antonio Machado, cuando describe a un hombre provinciano, de esos que uno calificaría de ‘manso’ o simplemente de ‘conformista’. Este escritor lo define de una manera mas tajante cuando escribe en sus versos “no es una fruta madura ni podrida, es una fruta vana”. Una fuerte y antipática definición para quienes tienen la filosofía de no enemistrase con el mundo y no ser demasiado ambiciosos, sólo en eso de llevar una vida planificada y dulcificada por el tranquilo acontecer de la rutina de un pueblo. Eso es tener una cualidad, que puede sacarle de sus cabales a los precipitados, a los ansiosos por conseguir más , que tiene la idea que si uno no está produciendo, iniciando proyectos y nuevos desafíos no está viviendo.


Pero de cualidades estamos hablando, hubo un hombre, un actor británico que curiosamente nos hizo reir sin hablar, y aunque el cine no hubiera sido mudo en su época, lo mismo hubiese ahorrado palabras para decirnos un monton de cosas sólo con gestos. Tenía una cualidad, la de no expresar sus sentimientos hacia afuera. Sus padres descubrieron esa rara cualidad cuando, siendo un pequeño niño se cayó de una escalera y pese a que rodó por varios peldaños no emitió sonido alguno de llanto o de pedir auxilio. De ese accidente infantil le surgió el nombre que luego utilizaría como mote artistico, sus padres desde ese momento le pusieron de apodo Buster, que en inglés significa ‘porrazo’. ‘Porrazo’ Keaton o Buster Keaton, tenía la rara cualidad de no expresar sufrimiento, por lo cual no encontraron mejor ocupación para él, que meterlo en un cañón y lanzarlo al aire en un espectáculo circense. El hombre bala aguantaba todo y había encontrado, desde luego, trabajo.


También puede surgir el hecho que es la ocasión de nacer en determinado momento y lugar pueden marcar la personalidad de una persona. Cuentan que Fiodor Dostoievski, nació en un manicomio y no porque estuviera loco sino porque allí trabajaba su padre como médico. El ambiente tenso y conflictivo marcó su personalidad por su permanente contacto con los enfermos mentales, lo que dejó la impronta que se manifestaría en su obra literaria, su cualidad de explorar en la conducta humana, los motivos ocultos que precipitan que alguien haga esto o aquello. Un hombre puede hacer cualquier cosa y eso tiene una explicación que no siempre es fácil de detectar, Dostoievski tenía ese talento. Aunque él pensaba que el hombre en la superficie de la tierra no tiene derecho a dar la espalda y a ignorar lo que sucede en el mundo, fue la circunstancia que lo marcó. Y cuántas vidas no han sido calibradas en sus facultades para encontrar su lugar en el mundo, pues, como decía, toda persona que viene a este mundo sirve para algo. Lo importante es descubrir esa veta que haga que no seamos sólo una ‘fruta vana’ de la vida.

C.G.P.

lunes, 9 de mayo de 2011

Momento lírico

Nostalgia





No está en el diario

ni en la primera plana

de los curiosos diarios..

No está en las charlas

que se escuchan por la radio

o las mesas de café.



No está en las razones

del poeta o el filósofo,

Ni en las mentadas

apariencias de la justicia.

Luz de certeza

 
parece un velo celeste,

combinado de luz

que fosforece y brilla

como si fuera de cielo.



No está en las guías

comerciales de hoy,

Porque esta melancolía

es solamente suya,
 
algo que busca su alivio

en palabras mensajeras:

Con dictados de pasión




No esta en ninguna parte

pero sabe dónde estás tú.

y viene por ti como un ángel

que te abruma sin recaudarte,

sin pedir perdón o permiso.

Tu lo dejas entrar desprevenida

Y de repente te sientes triste

sin causa alguna y por qué.

 


Porque el amor como llega se va.





miércoles, 4 de mayo de 2011

Más allá de la ciencia




Tres filósofos matemáticos se preguntaron si era posible medir en términos exactos, el periplo que cumple una hoja que se desprende del árbol. Esta comprobación científica se convirtió en una apuesta primero y en una obsesión después. De ser así y contando con informes precisos del viento y de las probabilidades de lluvia, la hoja se depositaría en un lugar prefijado. Entonces hicieron una marca en el suelo, una sencilla cruz marcaba el sitio exacto donde aterrizaría el artefacto natural.


Si los pronósticos eran correctos, no dudaban de ellos, la amarilla hoja caería justo en ese lugar y su descenso, controlado por computadora- no le demandaría más de dos minutos.


Calibraron diversas alternativas a fín de no precipitarse en un error y, expectantes , aguardaron el desprendimiento que no tardó en ocurrir pues era la estación correcta, el viento soplaba a favor y la temperatura no podía ser más óptima en el momento oportuno.


Aunque la brisa pronosticada se aproximó a la hoja, ésta en vez de bajar se elevó, su peso no era obstáculo para un imprevisto vuelo. El orden y la prisa no son hermanos dice el refrán.


De modo que se alejó impulsada por la brisa, después siguió viajando por praderas, luego siguió vagabunda por el lecho de un río, por polvorientos caminos, hasta perderse de vista. Ellos jamás supieron en que‚ lugar se quedó quieta y se apagó su ultimo rumor.


En tanto, debajo del árbol, tres decepciones estaban absortos mirando la señal vacía que habían dibujado en el suelo. Al punto comprendieron la vanidad de su intento: Lo pequeño resiste a lo grande, justamente porque busca su debilidad para derribarlo. El talón de Aquiles de los sabios es creer que todo puede medirse y predecirse, ignoran a veces que los fuertes condimentos de la libertad son los que generan los cambios en la historia.

Semitonos líricos

RASTROS





Éstas son las huellas

que ayer dejé sobre la arena.

Un distraído mar

no  las ha llevado todavía.



Me sorprende verlas

intactas en la bruma,

sin que se anime

la inquieta lengua de la ola

a borrarlas de la playa

para siempre.

 


Ni siquiera el viento

alisó de olvido su textura.

Siento como si las horas

hubiesen perdonado el rastro

y pudiera desandar esos pasos.

Acaso sentir un pasado intacto,

virgen de toda insensatez

en el que nunca naufragué.









RESUEÑO



¿Por qué este día es distinto,

si desperté en la mismo sitio,

anclado en la misma rutina?



Debe ser porque la sorda

campana del sueño

repicó su tañido de futuro.



¿Y qué es sino esta sensación

más que polvo

de deseo en suspensión?



Su única ambición

(Ahora lo comprendo)

es sedimentar en la realidad.