Palabras, palabras...

Palabras, palabras...
Dibujo; César González Páez.

martes, 23 de agosto de 2011

Como ovejas, globalizadps


Nosotros solemos alabar lo que llamamos esta era de la globalización y el estar enterados de todo en minutos, de tener supermercados y tiendas con lo último en tecnología, nos hace sentir que estamos seguros en una sociedad organizada. Hasta los ladrones se organizan para robar mejor, los policías, los políticos, todos se organizan para hacer mejor las cosas, aunque muchas de ella estén enfrentadas con la honradez. Aunque la palabra globalización parece ser lo más democrática que hay, no hay justicia igual para todos y muchos casos de corrupción quedan en la nada por la inacción de los jueces o fiscales. Pero, funciona se diría, con los pequeños cacos que se roban un caramelo en vez de una fábrica de dulces. En esta era globalizada, en gran medida por los medios de comunicación que te dan en bandeja las novedades, aprendemos algunas palabritas en inglés y nos sentimos y creemos cultos. Estamos enterados, vía Wall Street que una empresa norteamericana obtuvo un repunte en sus ganancias y no tenemos la menor idea de qué vende esa corporación. En el idioma y logros de los otros no está nuestra identidad, deberíamos saberlo pero no lo entendemos del todo bien. El cine nos trata como quiere y su principal condimento es la violencia o sexo, pero la taquilla tiembla y también, como estamos educados en la globalización, nos sentirnos orgullosos o ‘ciudadanos del mundo’ cuando un estreno, se da a nivel mundial y lo podemos ver ‘al mismo tiempo’, que en otras salas del mundo, en nuestro shopping más cercano. Tinta mala es la globalización, si nos hace olvidar nuestras raíces, nuestras canciones y esas anécdotas que nos definen como ciudadanos de esta maravilla que es nuestro país con su sello irrepetible. Fue José Saramago. el escritor español y Nobel de Literatura, el que dijo al defender la cultura de los campesinos, entiéndase por los ‘incontaminados’ de tanta propuesta foránea, que “la globalización es incompatible con los derechos humanos” y todos pararon las antenas porque alguien pensó un poco más allá del tema . Para el autor, la globalización le merecía esta reflexión para estar en contra. “


porque todos estamos controlados y no importamos nada’ . Y este es un asunto serio cuando nos convertimos en un número estadístico y, señaló que es más preocupante cuando por ejemplo a los gobernantes sólo les interesan los derechos políticos, pero los humanos no, que son la clave de la existencia. No estaba equivocado al hacernos pensar que tenemos que ser libres de las ofertas y de las oportunidades que se tasan en los bancos o en los shoppings, de todo aquello que tiene un precio y que da ventaja sólo a aquellos que puedan comprarlo. Basta un ejemplo que padecemos, creo que todos. Ese adminículo llamado celular que nos lleva a estar comunicados al instante, dejó de ser utilitario para convertirse en una suerte de trampa tecnológica. Ya no nos interesa el aparato en si mismo, pues cada día viene otro modelo con otras novedades, que televisión, que internet, que te ubica geográficamente, que te permite chatear y otros lindezas. Y así, si no estamos actualizados con cada uno de estos servicios, nos sentimos que nos estamos ‘quedando atrás’. Esos son algunos de los síntomas de la globalización perniciosa, la que nos hace vestir iguales, comprar lo último y ver el mundo en un plasma. Globalizados, en este globo que llamamos mundo y que creemos poder llevar en el bolsillo.




C.G.P.

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