Palabras, palabras...

Palabras, palabras...
Dibujo; César González Páez.

lunes, 15 de octubre de 2012

Escriban poemas, por favor

El por qué de la poesía


Si en la vida no se escribiera poesía el mundo tendría un color menos, una canción ausente, una razón a corto plazo. Se vendrían abajo las acciones depositadas en los Bancos de los sueños, pasaría desapercibido lo que tienen de hermanos el alba y el atardecer, todo estaría dicho a medias. Si la gente mezquinara las palabras para sólo pronunciar pesados discursos y aprobar las cuentas, no habría hechizo de lunas y el amor sería un término remoto, ahogado en nuestro corazón. No habría razón para entender al mundo cuando se desnuda de malas intenciones, no podríamos hacer nuestros reclamos por la paz y la libertad de un modo contundente. Todo sería una maravilla deshabitada y hasta la música quedaría huérfana si no hubiese poesía.


Porque los ojos de los poetas nos hacen comprender el por qué de las simples cosas que es donde curiosamente se asienta lo más importante, el pulso de la emoción dando latidos de certezas,

Guillermo Ares ha lidiado toda su vida con las palabras en su oficio de periodista, pero tiene una cepa especial para convidarnos cuando las lleva al rebaño de la lírica. Tiene lo que se reclama de un buen escritor, la capacidad de asombrarse por todo, no hay tema para él que esté fuera del tintero de la poesía. Estos versos aromados que nos entrega en este libro es la prueba contundente, que Guille está justificado: ha puesto su grano de poesía en el frío granero del mundo. Siempre he pensado que hay una poesía para cada lector, quizás tardemos una vida en encontrarla pero cuando aparece se descubre fácilmente porque uno ya no vuelve a ser el mismo, se ha elevado como ser humano. Nunca renieguen de la poesía que les pertenece como el caminante no descarta la lámpara que en la noche alumbra sus pasos. No dejen de buscar esa luz.

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