Palabras, palabras...

Palabras, palabras...
Dibujo; César González Páez.

lunes, 6 de agosto de 2012

Sólo se trata de imaginar


Imagine mundos mejores, aptos para la verdadera vida humana que supongo no es éste de hoy santificado por el consumo. En que la palabra medioambiente se ha convertido ‘miedoambiente’ y lo peor aún en medio ambiente, o sea que falta la otra mitad.

Pero hoy hablamos de la imaginación, ensaye el incomparable arte de conformarse con poco, pues si hacemos un pequeño inventario de nuestras necesidades, nos encontraremos que llevamos encima un buen numero de cosas superfluas. Pueden ser objetos, pero también pueden ser conceptos ya desvencijados o que simplemente, estorban el oxígeno mental.

Deje de lado ese mundillo propenso al distracción y al ejercicio de la fama al servicio del olvido. La televisión hizo mucho por la humanidad, por ejemplo no existir en la antigüedad, lo que ha permitido que personas inventen, conquisten, piensen, construyan y sueñen sin el estorbo de la eterna polémica y el vano espectáculo de hurgar en la vida de los demás. Otro beneficio invalorable de la televisión, pero en la actualidad, es cuando no está encendida. O uno toma la decisión de tomar el timón de su vida sin ese artefacto.

Pues de ese modo nos liberamos de esa fácil distracción que al final nos influye en la vida, convirtiéndonos en números propensos a las estadísticas, gracias a lo cual sacan las conclusiones que se les da la gana.

Mejor. imagine mundos posibles y comience a habitar en ellos, ya lo dice el dicho, si hemos diseñado castillos de una vida encantada, no hemos perdido el tiempo. Pues podemos comenzar a poner los ladrillos de los hechos, en simples palabras, los cimientos.

En el hacer y llevar al plano real lo que uno ha imaginado podría ser uno de los arranques de la felicidad. Sea un precursor hasta de lo absurdo, como el caso que registra la historia y al que nadie le pone un gramo de interés. Cuenta que el filósofo, matemático y físico francés Blaise Pascal, imaginó en 1651 que era posible crear un transporte que recoja a personas y las lleve por un recorrido a cambio de una tarifa individual. A este invento, que podría haber sido un carruaje colectivo, le llamó ‘ómnibus’. Sí, amigos y amigas, esa idea futurista, hoy convertida en uno de nuestros sufrimientos diarios, pergeñó lo que sería el transporte común (hoy chatarra).

Hubo alguien que imaginó que se podía visitar la luna y la humanidad lo ha logrado dejando su huella en el suelo selenita, aunque para muchos son los que creen todavía que es un bluff publicitario. Otros tuvieron ideas que no prosperaron pero ayudaron a poner leña en la creación literaria. Por tal motivo imagine, una televisión inteligente, un transporte colectivo mejor, una vida digna para cada paraguayo, un día lleno de esperanza, como el de hoy, aunque sea fryday. Y quien le dice, a lo mejor, qué se yo, se me ocurre… sea posible un mundo feliz. Es cierto lo que dicen muchos, que la belleza es una carta de recomendación, sólo que cuando la lees y viene con errores ortográficos ya nada es lo que parece. Si la vida tiene algo de buena es que es tuya…


C.G.P.




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