Palabras, palabras...

Palabras, palabras...
Dibujo; César González Páez.

martes, 29 de noviembre de 2011

Dos poemas...

Esas manos

 

Mansas como aves anidadas
descansan sobre la mesa
o las agitan los recuerdos.
 
De pronto, sin imaginar
raspan un juguete de madera,
ya en desuso, mil veces pintado
 
A cada roce de las uñas
otras capas, de colores
anteriores, van apareciendo.
cada uno fue un estado de ánimo.
 
Es un muñeco que te sonríe
oriundo del planetario de la niñez.
Ah, si esa sonrisa supiera
las veces que la acariciaste,
y le pintaste los labios
según el entusiasmo y los años,

Vuelve el muñeco al desván.
Pero tus manos son palomas,
inquietas que vuelan en gestos
de amor ya perdidos.

 
Yo sé el secreto de ala
que gestan tus manos
cuando se alistan a las caricias
y dan el efecto de invención,
de intensos sentimientos.
 
Pasados que tus manos atrapan
y arrullan, porque de amor…
hay que seguir viviendo.
Aunque en ese tierno nido
que son tus dedos cruzados,
tarde en madurar lo que vendrá.


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Ámala



Como si fuera una joya
que te ha costado
los ahorros de tu vida
Dale los sentimientos
guardados como perlas
y educados por los años
de su indiferencia.

Ámala

Porque ella está hecha
de tierra fértil y agua clara,
tiene el timbre de las aves
que aciertan la primavera.

Y no es que diga
siempre verdades,
sino que sus sensateces
son caminos seguros
para seguir viviendo.

Ámala

No por lo que dibujó
tu corazón mezquino
Sedúcela porque existe
y es parte del día.
Se ha ganado el espacio
que respira su juventud
de fresca vertiente,
que se desmigaja
como el pan del mediodía.

Ella es sabia a su modo,
calma la sed de los años
porque está al tanto
que no hay libreto escrito.
Vivir se da sólo amando
para contar algún día
que ella le puso vuelo a la vida
y le dio peso y sentido
a la existencia.




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